miércoles, 15 de agosto de 2007

novela El segundo resucitado

El segundo resucitado

Luis R. Santos


Soy escritor. Escribo poemas, cuentos, relatos, ensayos y novelas, y muchísimas otras mierdas que a nadie les importan. Aunque a los críticos no les guste, soy escritor.
Un día recibo una llamada de un lector. ¡De un lector! Al fin comprobaba la existencia de un lector mío, y esta acción me consagraba definitivamente como escritor. ¿O es necesario tener millones como Paulo Coelho y Pérez Reverte?
-Venga, me voy a matar, y quiero que usted narre los últimos días de mi feliz existencia.
-Deme la dirección, voy para allá, pero no se le ocurra matarse antes de que llegue.
-Le doy mi palabra.
-¿Te vas a envenenar, ahorcar, lanzar de un puente, o te cortarás las venas?
-No, me voy a pegar diez balazos.
-¿Con qué?
-¡Con qué va a ser, señor escritor!, con una pistola.
-¿Tiene permiso su pistola?
-No, para matarse no hay que sacarle.

Escritor al fin, no tenía oficios, decidí seguirle el juego a ese desquiciado. Y quién sabe, pensé, tal vez en verdad se pegue un tiro delante de mí, y de allí obtendría material para algún capítulo de una de esas trágicas novelas que me gusta escribir.

-Soy el escritor, me puedes llamar escritor.
-Yo me llamo Fulano de Tal.
-Entonces, ¿te vas a matar?
-Definitivamente.
-¿Por qué?
-Porque soy feliz.
-No te entiendo.
-Quien muere siendo feliz sigue siéndolo en el cielo, en el infierno o en el purgatorio; si muere siendo infeliz, lo mismo. No quiero que se me pase este estado.
-Eso es un contrasentido.
-Nada tiene sentido; pero la culpa de mi decisión la tiene un viejo llamado Lucio Anneo Séneca.
-¿Por qué él?
-He leído algunas de sus obras y la conclusión más importante que he sacado de ellas es la que dice :
-A ti, ¿en qué te va eso?
-Tengo cincuenta años, llevo treinta aprendiendo a morir y por fin lo he logrado, por eso quiero morir, y no temo ni me duele hacerlo.
-Dudo que no temas morir.
-Para nada: no tengo hijos, mujer, fortuna ni temo al futuro.
-Si decides seguir viviendo, ¿qué harías con tu vida?
-No soy brujo, haré lo que se pueda, vivir, seguir aprendiendo a morir, o sea, practicando el arte de vivir, todo según Séneca. Pero te aclaro que no hay marcha atrás, voy a matarme.
-Son las cinco de la tarde, ¿a qué hora piensas darte los balazos?
-En la madrugada.
-¿Qué quieres hacer ahora?
-Tengo cita con el siquiatra.
-¿Y para qué?
-Para hacerle una consulta y despedirme de él, es mi amigo, valoro mucho la amistad. También lo aprendí de Séneca.
-Podría decirse entonces que eres un individuo que practicas el estoicismo.
-No, porque Séneca era estoico, pero vivía como un epicurista.
-Y tú, ¿cómo vives?
-Como me da la gana, que es también una filosófica forma de existir.
-Entonces Séneca predicaba la doctrina estoica y vivía acorde con los predicados de Epicuro. Una contradicción.
-No hay ahí ninguna contradicción.
-¿Por qué no?
-Aparte de filósofo era político, y no hay que explicarte la conducta de los políticos.
-Ahora te entiendo.
-Pero dejemos en paz al pobre Séneca, no vayamos a juzgarle por su vida, dejémosle tranquilo, que con lo que le hicieron Claudio y Nerón basta.

-¿Y la pistola?
-Mírala, y ten cuidado, está sobada.

-¿Cómo te fue con tu siquiatra?
-Mal.
-¿Qué pasó?
-Ese tipo está loco: sólo sabe recetar Prozac, Diazepán, Diocam, Vatrán, Valium, Rivotril, Paxil…no le gusta conversar, no le gusta escuchar, escudriñar. Sólo le gusta robarle el dinero a la gente, le hace un par de preguntitas, te pone a leer un librito o a escuchar una cinta, y adiós. La gente busca otra cosa, un amigo, un confidente, unos hombros para llorar, unos oídos prestos a escuchar en medio de este mundo sordo.
-Y tú, ¿qué hiciste?
-Como es mi amigo y está loco, tomé uno de sus recetarios y le indiqué un medicamento.
-¿Qué le prescribiste?
-Jódase, tres veces al día, antes de cada comida.
-Y él, ¿qué dijo?
-Que hablaría con su boticario porque no conoce ningún medicamento con ese nombre.

-¿Hacia dónde ahora?
-Quiero beber algo.
-Vamos a un bar.

-A mí me da un ron añejo.
-Y el amigo, ¿qué toma?
-¿Cómo dijo? ¿Nos conocemos?
-No, amigo.
-Entonces, si no nos conocemos, ¡cómo diablos usted es tan atrevido y me llama amigo!
-No es para tanto. Por fin, ¿qué va tomar?
-Quiero una cerveza.
-¿Criolla o importada?
-¡Pero cómo se le ocurre ofrecerme cerveza importada! Y los productores nacionales, ¿qué? ¿Qué se los lleve el diablo?
-Señor, usted está jodiendo demasiado.
-¡Y qué! Soy un cliente.
-En todos los negocios el cliente siempre tiene la razón, menos en éste. Así que si no deja de joder le rompemos la cabeza a batazos.
-¡Y yo se la rompo a usted a balazos!
-Todavía usted está ahí sentado porque su acompañante me hizo señas de que usted está loco.
-Y usted, ¿qué cree?
-Que en verdad está loco.
-Gracias. Ahora bien, si tomo mi pistola, y le doy diez balazos, como pienso hacer, ¿qué diría el juez el día del juicio?
-No sé.
-Diría: declaramos a Fulano de Tal inocente del asesinato de un pendejo bravucón que servía tragos en bar de mala muerte porque cuando lo hizo estaba loco. Y terminará: señor loco, váyase al manicomio, la pistola le queda retenida hasta que demuestre que está cuerdo.
-¡Déjense de vainas! Vámonos de aquí. Y te advierto que si sigues de lioso, me voy y dejo que te mates solo.
-Está bien, de ahora en adelante observaré mejor comportamiento.
-¿Qué se te ocurre ahora?
-Quiero visitar a mi mujer.
-Dijiste que no tenías mujer.
-Tengo y no tengo. Ser o no ser.
-Vamos.
-Ve y dile que estoy abajo, que venga.

-No quiso bajar.
-Aparte de estar jodiendo con su amante, ¿está muy ocupada?
-Sí, dice que está preparando un consomé para su marido que es impotente.
-Ese soy yo, su marido.
-No, es otro.
-Te digo que soy yo, porque a parte de impotente también soy omnipotente, y puedo estar arriba y abajo, afuera y adentro. Tengo el don de la ubicuidad, como Pedro Páramo, el personaje de cien años de soledad, de Julio Cortázar, que era cuñado de Aureliano Buendía.
-Ese personaje no es de Julio Cortázar. Has roto el disparatómetro en dos segundos.
-Te digo que sí, yo leí la novela: vine a Comala porque me dijeron que aquí vivía mi padre, un tal Pedro Páramo, mi madre me lo dijo.
-Si tú insistes…
-¿Cómo sabes tanto?
-Soy escritor, o sea vago. Vivo leyendo.
-¿Y escribiendo?
-Muy poco. Y tú, ¿has leído mucho?
-Sí, muchísimo: todos los días leo el horóscopo de Walter Mercado y las predicciones hípicas. Y a Séneca, por supuesto.
-De mis obras, ¿cuál es la que más te gusta?
-La que no he leído.
-Ya veo. ¿Y no tienes un autor preferido?
-Sí, Oscar Wilde.
-¿Por qué te gusta?
-Por maricón y arrogante, y porque se burlaba de su sociedad que lo aperreaba.
-Esas son cualidades extraliterarias.
-Para ti, que eres escritor: para un loco cualquier cosa está bien.
-¿Tu poeta favorito?
-Baltasar Garzón.
-Ese no es poeta, es abogado.
-Es poeta.
-¿Qué ha escrito?
-Oda al pino argentino.
-No conozco ese poema.
-Realmente, el poema se traduce así: Oda a Pino-ché.
-¿Tu cuentista más apreciado?
-Fidel.
-¿Por qué?
-Porque durante 44 años le ha hecho creer a los cubanos el cuento de la revolución.
-¿Tu mago predilecto?
-También Fidel.
-¿Por qué?
-Porque para mantenerse en el poder durante 44 años, con los gringos pisándole los cojones y un pueblo muerto en vida, hay que ser un gran mago.

-¿Estudiaste?
-¡Claro!
-¿Qúe?
-¿No se nota?: para loco.
-¿Dónde?
-Grado en la Sorbona, maestría en la Georg August, Gotinga, y doctorado en Harvard.
-Todas excelentes universidades.
-Ahí estudian los genios.
-¿Y quién pago tus caros estudios de locura?
-Mi padre.
-¿Quién es tu padre?
-Un escritor.
-¿Cómo se llama?
-Me reservo su nombre.
-Y de la ciencia, ¿qué? Imagino que en esas universidades se enseña mucha ciencia.
-Soy científico.
-Eres un maldito loco, no un científico.
-¿Cuál es la diferencia?
-Sus aportes al mundo académico, a la ciencia, a la humanidad.
-No, lo que diferencia a un loco de un científico es el título y yo lo tengo.
-Y tus aportes en ese campo, ¿cuáles han sido?
-Inventé la palabra cerdo-perro-asesino y una batida de mierda y aguacate.
-¿Y esa batida, ya ha sido probada?
-Sí.
-¿Quiénes la han probado?
-El Papa, cuando vino a la conmemoración del Décimo Centenario del descubrimiento de América.
-Acabamos de conmemorar el Quinto y ya hablas del Décimo.
-Qué sabes tú. ¿Y si tú y yo somos dos sujetos que hace quinientos años que murieron?
-Yo no he muerto, estoy vivo.
-No estés tan seguro.
-Y volviendo a la batida de mierda y aguacate, cuando el Papa la probó, ¿qué dijo?
-Que le diera la receta.
-¿Para qué?
-Para brindarle al obispo de Boston y a unos clérigos musulmanes cuando fueran a visitarle al Vaticano.
-¿Y a ti, te gusta?
-Por supuesto, me vuelvo loco, perdón, cuerdo, cuando me bebo una. Y tú, ¿quieres probarla?
-Sí.
-Vayamos a una barra.

-Señor, queremos una batida de mierda y aguacate.
-Lo siento, se acabó el aguacate. Sólo nos queda mierda. ¿Se la preparo?
-No, gracias, iremos a otro lugar.

-Señor, queremos una batida de mierda y aguacate.
-Ese jugo no lo tenemos, pero sí uno de sangre con pus, ratas podridas y moscas fritas por encima. ¿Se lo preparo?
-Gracias, iremos a otra barra.
-¿Y tú crees que por haber inventado la palabra cerdo-perro-asesino y una batida de mierda y aguacate puedes llamarte científico?
-Sí.
-¿Por qué?
-Porque esos dos estúpidos inventos le han hecho menos daño a la humanidad que la bomba atómica, la globalización y el FMI.

-Tengo hambre.
-Vayamos a cenar.
-Buenas noches, ¿en qué puedo servirlos?
-No se dice servirlos, sino servirles, señorita, si acaso lo es.
-Bueno.
-Además, ¿usted es moza o esclava?
-Bueno. ¿Qué van a ordenar los señores?
-Yo quiero una pechuga de pollo al vino.
-¿Y el caballero?
-¿Quién le ha dado confianza para llamarme caballero? ¿Dónde está mi caballo, mi armadura y mi lancero?
-Bueno, perdone, señor.
-Tampoco soy señor, no exploto a nadie.
-Usted dirá cómo quiere que le llamen.
-Caballero está bien, señorita.
-Entonces, ¿qué le ordeno al caballero? Le sugiero un filete a la parrilla, especialidad de la casa.
-Señorita esclava: ¿me quiere joder? ¿No sabe usted que la carne roja sube el ácido úrico, el colesterol y las toxinas en la sangre, aparte de su lentísima digestión?
-¿Y qué le importa a un muerto el ácido úrico, el colesterol y otras desgracias?
-Mucho: hay que cuidarse, no es bueno llegar al cielo o al infierno con mala salud.
-Entonces, le ofrezco un pescado al vapor…
-Señorita, usted se las ha cogido conmigo, parece que ya éste le dijo que dentro de varias horas me voy a pegar diez balazos y por eso no le importa que me envenene. ¿No sabe usted que estamos en tiempo de cigüatera? ¡Vaya e intoxique a su madre, a su marido o a sus hijos!
-Con permiso.
-Señor, lo lamentamos, pero estamos cerrados.
-¿Quién es usted?
-El gerente.
-El gerente; pero yo veo el lugar lleno de gente, estimado señor gerente.
-Estamos cerrados, se acabó el gas.
-¿O la paciencia?
-No, el gas.
-¿O a mí se fue la lengua?
-A nosotros se nos fue el gas.
-Está bien, señor gerente. Antes de marcharnos quisiera obtener su permiso para romper esos cristales de colores.
-Llamo a la policía.
-¡Qué pesado es usted, señor gerente! Ni porque le pido permiso…
-Lárguense.
-¿Nos está botando?
-Exacto.
-Aparte de romper los cristales, le voy a romper las nalgas a balazos.
-¡Deja esa maldita pistola!
-Bien, lo hago por ti. Adiós, señor gerente, adiós señorita sirvienta, y recuerde que se dice para servirles no p…
-Sabes mucho de idiomas.
-Conozco algunas lenguas.
-¿Cuáles?
-La de los políticos, curas, siquiatras, locos…
-Hablo de idiomas.
-¡Ah! Aparte del español hablo otro idioma, inventado por Bush.
-¿Padre o hijo?
-Espiritusanto.
-¿Qué idioma es?
-El Idioarrogancia.
-Creo que quieres decir idioprepotencia.
-No, ese se hablaba antes, ahora ya no son una prepotencia.

-Tengo hambre.
-Busquemos un lugar para comer, para que hablemos algo de política.

-Volviendo a la comida, por fin ¿cuál es la carne te gusta?
-El cordero.
-¿Al horno, guisado…?
-El cordero de Dios, porque quita los pecados y está libre de colesterol.

-Buenas noches, quiero un ron añejo.
-Yo una cerveza.
-¿Criolla o importada?
-¿Cómo se le ocurre ofrecerme cerveza criolla? ¡Que se las beban los dueños de la cervecería, esa mierda! Tráigame una holandesa, alemana o sueca.
-No te entiendo: tuvimos una bronca porque en el bar el mozo te ofreció cerveza importada.
-Perdón, se me había olvidado, recuerda que estoy loco y que dentro de un par de horas me mataré a balazos.
-Hablemos un poco de política.
-Está bien.
-¿Qué piensas del comunismo?
-Una mierda.
-¿El capitalismo?
-Una porquería.
-¿La social democracia?
-Una basura.
-¿La democracia?
-Una estafa.
-¿El Anarquismo?
-Un desastre.
-¿El terrorismo?
-No sé. Pregúntales a Bush y a Sharon, que son expertos en eso.
-Creo que no es suficiente ni aporta nada decir que la democracia es una estafa, que el comunismo es una mierda, que el capitalismo es una porquería.
-¿Por qué?
-Debes argüir, debes sustentar tus afirmaciones.
-Oiga, señor escritor, hay casos que no necesitan explicaciones, creo que con los resultados, que están a la vista de todos, es suficiente. ¿O pretendes que un asqueroso loco se ponga a hacer enjundiosos análisis retrospectivos, que muestre estadísticas, que se enfrasque en largos análisis de casos para demostrar lo que no necesita demostración? ¡No jodas, por favor!
-Está bien, aceptaré tus taxativas conclusiones
¿Taxaqué?
-No estoy por hacer el papel de profesor.
-Como quieras.
-¿Odias a los políticos?
-¡Dios me libre de esa infamia!

-Aquí está su cena, señor.
-Venga acá.
-¿Qué pasa?
-Esta carne está en su punto de sal, y usted no preguntó si me gusta así, salada o desabrida.
-Se la cambiamos, pero tiene pagar extra.
-Esta está bien, ladrones.

-Quiero dar un jalón de cocaína.
-Vamos a comprarla, sé dónde la venden.
-De acuerdo.
-Quiero jugar a la ruleta rusa.
-Eso se juega con un revólver, no con una pistola.
-Se lo compraré a los tipos de la cocaína.

-Aquí está la cocaína, no tienen revólveres.
-¡Qué raro! ¿Están desarmados?
-No, no tienen revólveres, pero sí ametralladoras, granadas, bombas de racimos, lanza cohetes, intercepta-misiles, tanques de guerra, aviones, submarinos, misiles, armas de destrucción masiva, incluyendo bombas atómicas.
-Entonces, ¿son terroristas?
-No, una banda de pandilleros que vende de todo.
-¿Cómo lo sabes?
-Por sus apellidos.
-¿Qué apellidos llevan?
-Bush, Salinas, Castro, Milosevic, Hussein, Marulanda, Menen, Chávez, Aznar.
-¿Y qué vende Bush?
-Patrañas.
-¿Hussein?
-Armas de destrucción masiva invisibles.
-¿Chávez?
-Demagogia.
-¿Marulanda?
-Muertos y cocaína.
-¿Salinas?
-Corrupción.
-¿Castro?
-Un engaño llamado revolución cubana.
-¿Milosevic?
-Crímenes de guerra.
-¿Menen?
-Trampas, financiamientos internacionales y reinas de belleza.
-¿Aznar?
-No sé, pretendo ser presidente de un país en donde la inversión extranjera es mayoritariamente española, ¡y no quiero vainas!
-Veo que no estás tan loco y que no piensas matarte, piensas ser presidente.
-Estoy jodidamente loco, y me voy a matar.
-Es tarde, tengo sueño, llegó la hora.
-Mira, yo también estoy agotado: quiero dormir un rato, no quiero presentarme ante san Pedro con la cara abotargada y con estas barbas, no es digno llegar así al cielo.
-¿No será que te estás plumeando?
-¿Qué dices? Te juro que mañana, sin falta, me mato. Un día más se le regala a cualquiera.
-Lo del cansancio se te quita con un pase de cocaína, ¿quieres?
-¡Qué chistoso! ¿Y si a san Pedro le entra complejo de Comité Olímpico Internacional y ordena que me hagan la prueba antidopaje? ¿Qué pasaría?
-No hay seguridad de que el cielo exista.
-No quiero correr riesgos, por si acaso, la prudencia ante todo…
-Está bien. Nos vemos mañana.

-Buenos días.
-Buenos días, querido escritor.
-¿Dormiste bien?
-No.
-¿Por qué?
-Estuve muy ocupado.
-¿Haciendo qué?
-Conversando con la muerte.
-¿De qué?
-¡De qué va ser! De la vida.
-¿Qué te dijo?
-Que está cansada, que Dios ni el diablo le quieren dar vacaciones, que desde que inventaron la vida ella no se ha tomado un día de descanso.
-¿Qué más hablaron
-De ti.
-¿De mí?
-Sí, me dijo que te quería llevar.
-Y tú, ¿qué dijiste?
-Que no, que eras un tipo mala gente.
-¿Cómo así?
-Que a ella les interesan los buena gente. ¿No has visto que los criminales, asesinos, corruptos duran muchísimos años, al igual que los locos?
-Es cierto.
-Ahí está Pino-ché, el poema de Baltasar Garzón.
-Voy al baño.
-Te espero.

-Vi muchísimos productos, de esos que dijiste que recetan los siquiatras.
-No los uso.
-Casi todos los frascos están vacíos, alguien debe estar consumiéndolos.
-Tal vez mi alter ego.
-¿Y a quién le hacen efecto los medicamentos?
-Me imagino que a ambos.

-Vamos dar un paseo por la ciudad, quiero mirar gente, pronto sólo veré muertos.
-Tenemos problemas.
-Ya veo.
-Buenos días.
-Buenos días, señor policía. ¿Por qué nos detienen?
-Estamos haciendo chequeos.
-¿Qué buscan?
-Armas ilegales, drogas. Favor de bajar, para tirar el ojo adentro.
-No hay nada que buscar ahí, señor policía.
-¿Y esta pistola?
-Mía.
-Muéstreme su permiso.
-No puedo.
-¿Por qué?
-Porque no se muestra algo que no existe.
-Está usted infringiendo la Ley sobre Porte y Tenencia de armas de fuego.
-Lo siento, señor policía.
-¿Lo siente?
-Sí.
-¿Lo siente y ya?
-¿Qué más puedo hacer?
-Acompañarme al cuartel.
-Mire, señor policía, dele una oportunidad, que ese hombre está loco y se va a matar.
-Eso complica su situación penal: un loco portando una pistola sin licencia. Acompáñeme.

-Buen día. ¿Cómo amaneciste, es cómoda la celda?
-Amanecí bien, y la celda es excelente: tiene capacidad para diez presidiarios y guanta ochenta, hay ahí un grupo de maricones tratando de violarte y los colchones tienen chinches. No está mal la celda.
-Vamos a solicitar una fianza, la audiencia será a las diez.

-¡Pónganse todos de pie. Este tribunal entra en sesión!
-¿Qué caso tenemos, secretario?
-El Estado en contra del ciudadano Fulano de Tal, acusado de porte ilegal de armas de fuego.
-Que se ponga de pie el acusado.
-Aquí estoy.
-¿Y su abogado?
-Yo mismo soy mi abogado.
-¿Estudió usted derecho?
-No, Su Señoría, estudié torcido, sufría de la columna vertebral.
-A ver, señor Fulano, ¿jura decir la verdad y sólo la verdad?
-Lo juro.
-Usted está acusado de un delito grave.
-Así parece, Su Señoría, pero quiero protestar por algo.
-¿Por qué?
-¿No le parece un abuso que a un simple ciudadano, indefenso, se le enfrente al Estado, algo tan poderoso?
-Eso es un decir, usted, como no estudió derecho, sino torcido, no conoce el lenguaje jurídico.
-Pido perdón por mi ignorancia.
-Dígame, Fulano de Tal, ¿cuál era el motivo por el que tenía la pistola?
-Porque me voy a matar a balazos.
-¿Por qué? ¿Tan mal le va?
-No me va mal porque estoy loco, pero deseo irme a residir a otro planeta, al cielo o al infierno.
-¿Por qué?
-Porque esto no sirve, porque apesta, porque está lleno de jueces, militares, policías, curas, empresarios, escritores, periodistas, y políticos corruptos.
-Está usted insultando a todo el mundo, incluso a mi investidura de magistrado.
-Sí, ¿y qué?
-Aparte de infractor de la ley, también es un malcriado.
-Sí, pero no hay ningún artículo del código penal que prohíba a los ciudadanos ser malcriados.
-Recuerde que usted no estudió derecho, y sí hay leyes que castigan la conducta impropia.
-Señor Juez, ¿usted no se molestaría si yo solicito su recusación a la Suprema Corte de Justicia?
-¿Por qué habría de hacer eso?
-Porque estoy loco, y quiero que un juez que también esté loco me juzgue, a ver si me entiende.
-Por decencia jurídica, me inhibo, hasta que la Suprema se pronuncie.
-¿Y conmigo qué?
-Le daré la libertad bajo fianza, con la condición de que cuando se le cite comparezca de nuevo, para que responda por su delito.
-Le agradezco su gentileza, pero de todas maneras lo recusaré. ¿Y la pistola?
-Queda incautada y pasa a ser propiedad del Estado.
-¡Qué abuso! ¿Con qué me mato, ahora?
-Ahórquese, préndase fuego o láncese de un puente.
-Gracias.
-¿Cuál es su domicilio?
-Para cuando me citen nuevamente, posiblemente estaré residiendo en el infierno.
-Lo voy a dejar preso, traerlo desde allá sería muy costoso, y estamos en medio de un plan de austeridad.
-Bromeaba, Su Señoría, estaré aquí, en un barrio de esos, en alguna sucursal del infierno.
-¡Se ponen todos de pie, se retira Su Señoría!

-Dime, ¿qué te parezco como abogado?
-Brillante, haces mejor ese papel que el de loco.
-Porque no estudié para eso.
-¿Ya no piensas matarte? Estoy harto de ti.
-Calma, calma, ahora tengo que comprar una nueva pistola.
-No escarmientas.
-No, dije que me mataría con una pistola y así será, nadie tiene que imponerme fórmulas para morir.
-Te voy a esperar hasta que consiga la pistola, si no…
-Está bien. Pero antes de matarme, quisiera celebrar mi cumpleaños.
-¿Cuándo es?
-En cuatro días.

-¿Conseguiste la pistola?
-El vendedor me la prometió para mañana, dijo que esta noche va a matar a otro policía.
-¿Entonces la otra había sido robada a un policía después de asesinarlo?
-No sé ni me interesa.

-Buenos días. ¿Compraste, por fin, la pistola?
-No, me informó el asesino de policías que anoche el que iba a matar se fue de putas y dejó su puesto desguarecido.
-Bueno. ¡Felicidades en tu cumpleaños!
-Gracias, pero no me aprietes tan fuerte, me vas sacar la mierda.
-Te traje un regalo.
-¿Qué?
-Una pistola.
¡Hijo de puta! Tenía yo razón cuando le dije a la muerte que eras un tipo mala gente. De todas maneras, te lo agradezco.
-No quiero que me agradezcas…
-¿Qué quieres?
-Que te mates de una vez y dejes de dar rodeos.
-Esta madrugada lo haré. Primero quiero ir a ver el mar.
-Vamos. Y por motivo de tu cumpleaños, te invitaré al cine.
-No quiero ir al cine.
-¿Por qué?
-Porque la última película que vi me pareció muy mala.
-¿Cómo se llamaba?
-El Mago de Bagdad.
-¿Quiénes eran los actores?
-Eran muy variados, había de varias razas: Colin Powell, Donald Rumsfeld, Saddam Hussein, Tommy Franks…
-¿El casting?
-Dick Chenney.
-¿Y no tuvo problemas con el reparto?
-Sí, tuvo una gran controversia con un actor llamado Kofi Annan.
-¿Por qué?
-Porque quería ser protagonista y el director se opuso, alegando que ya había demasiados negros en el elenco.
-¿Quién la dirigía?
-Un laureado director llamado George W. Bush, asistido por otro hombre muy talentoso en el manejo de la cámara: Tony Blair.
-¿Quiénes escribieron el guión?
-Unos tipos muy famosos escribiendo historias, muy imaginativos, Robert Mueller, del FBI, y George Tenet, de la CIA.
-¿El Vestuario?
-Una gran diseñadora: Condoleezza Rice.
-¿Cuál era la canción que identificaba a la película?
-God bless América!
-La música, ¿quién la compuso y la interpretó?
-La Banda del Norte.
-¿Quienes la produjeron?
-Varias productoras, principalmente compañías petroleras texanas.
-Y el argumento, ¿qué de él?
-Te lo cuento: hay un presidente de un país llamado Bagdad…
-Perdón, Bagdad no es un país, Bagdad es la capital de lo que una vez fuera un país llamado Irak.
-Tienes razón, perdona, como loco al fin los datos se me confunden. Sigo con el argumento: el presidente de Irak era un tipo malísimo, que había invadido países vecinos y había librado varias guerras con ellos, y había aniquilado a varias minorías étnicas que convivían en el mismo territorio. Como tenía mucho dinero de la venta del petróleo empezó a fabricar armas de destrucción masiva. Pero el mundo estaba alarmado por aquella situación, porque el presidente de ese país tenía la misma fama que yo. Entonces varias naciones decidieron invadir su territorio para quitarle y desbaratar sus armas de destrucción masiva.
Se apostaron en las fronteras del país, y luego penetraron. Y salieron en busca de las armas, pero nunca las encontraban, y como tenían sospechas de dónde podrían estar esas armas, empezaron a lanzar bombas y misiles por aquí y por allá, pero ellos no sabían que el presidente de ese país era mago, y cuando ellos llegaban a donde estaban las armas él, con sus poderes mágicos, las volvía invisibles. Y por eso nunca las pudieron encontrar. Y los invasores, que querían salvar al mundo, se enfurecieron y lanzaron muchísimas bombas a la gente, a ver si el presidente se condolía y volvía visibles sus armas de destrucción masiva invisibles.
-¿Y la crítica, que dijo de la película?
-Estuvo muy dividida: un reputado crítico Francés de nombre Jacques Chirac y otro estadounidense no menos famoso llamado Jimmy Carter dijeron que esa película no servía, que era muy larga y costosa.
-¿Quiénes la encontraron buena?
-Unos críticos españoles llamados José María Aznar y Ana Palacio se la encontraron chulísima, y la catalogaron de obra maestra, y sugirieron que le dieran el Oscar, La palma de Oro y el Cemí de oro. Pero hay que ser justos: otro gran crítico español, que sabe más que el diablo de eso, llamado Pedro Almodóvar se la encontró horrorosa, y la censuró duramente.
-¿Y fue taquillera?
-Tan taquillera que tenían que pasarla veinticuatro horas al día, de tanto público que quería verla.
-Entonces no era tan mala.
-Sí, pero era gratis.
-Ya veo. ¿Y en qué cine la viste?
-En el más famoso de todos: en un cine llamado CNN.

-Antes de ir al mar quiero visitar a mi mujer.
-¿Tienes hijos con ella?
-Sabes que soy impotente, ¡entonces cómo diablos la voy a preñar!
-Ahora eso es fácil, existen los métodos de reproducción asistida: te sacan un espermatozoide de un testículo y se lo insertan a un óvulo de tu mujer. Pero sale caro.
-Para qué meterse en cosas tan complicadas. Siete mil millones de locos son suficientes, para qué uno más.
-Háblame un poco más de tu mujer.
-Nada, que quería casarse y dije que no.
-¿Por qué?
-Por la familia, que estoy en contra de ella.
-Eres un maldito, la familia es la base de la sociedad.
-Por eso hay que destruirla.
-¿Pero por qué?
-Porque si esta sociedad está tan asquerosamente jodida tiene mucho que ver con la base que la sustenta.
-Hasta cierto punto, tienes razón, pero creo que exageras.
-No exagero, si un edificio se viene abajo, busca su desmoronamiento en la zapata.
-Está bien, los locos siempre tienen la razón.



-Espera, me está entrando una llamada. Aló, sí, él está conmigo. Oye, mira, yo no sabía que eras tan importante, te llama el presidente de la República.
-Pásamelo.
-¿Sí? ¿Es Fulano de Tal?
-Sí, señor presidente, soy yo, estoy a sus órdenes.
-¿Cómo va todo?
-Bien, señor presidente, dentro de pocas horas me voy a matar a balazos.
-Aunque extrañaré tu amistad y tus consejos, como está esta situación, considero que es lo más oportuno que puedes hacer.
-Gracias, señor presidente. ¿Y cómo está esa partida de genios que le acompaña en el gobierno?
-Ahí, Fulano, tú sabes, en lo de siempre: concertando préstamos internacionales dizque blandos, porque nunca consiguen duros, cogiendo muchachitas, bebiendo vinos caros con los fondos del estado, en fin…
-Señor presidente, ¿por qué no cambia ese gabinete?
-¿Para qué, Fulano? Da lo mismo un corrupto por otro, es igual un sinvergüenza por otro; y recuerda que es mejor un corrupto conocido que uno por conocer.
-Ya veo. ¿Quería decirme algo, señor presidente?
-Sí, quiero tu asesoría.
-Recuerde que estoy loco, señor presidente.
-Bueno, si los cuerdos no dan pie con bola, quién sabe si un loco pega una.
-Advertido de mi situación mental, estoy a su disposición.
-Pase por mi despacho, ante la grave crisis que enfrentamos, necesito sus consejos.
-Salgo para allá ahora mismo.

-No sabía que eras amigo del presidente.
-¿Qué creías? ¿Qué era un loco común y corriente? Soy un loco del entorno del poder.
-Así veo.

-Soy todo suyo, señor presidente.
-Fulano, estoy muy preocupado: la economía anda mal, la moneda se está devaluando a pasos acelerados, a la inflación no hay quien la detenga, la pobreza aumenta cada día y los políticos de la oposición son unos insensatos, aparte de que ya te hablé de lo corruptos de mi gabinete.
-Bueno, señor presidente, veo que esto está jodido.
-Así es, por eso te he llamado, para que me hagas algunas sugerencias.
-Usted sabe que de economía no sé mucho, mi formación más sólida es en locura, de política también sé bastante. Dígame, señor presidente, ¿apoyó usted al presidente Bush en su lucha contra el terrorismo y el Eje del Mal?
-Por supuesto que sí.
-Entonces, señor, presidente, ahí está la salida a la crisis.
-¿Cómo así?
-Dicen que manos que dan esperan: propóngale al presidente Bush un Acuerdo Migratorio de Vaciamiento Total.
-¿En qué consistiría?
El Acuerdo Migratorio de Vaciamiento Total tendría dos puntos básicos: primero: le enviamos a los Estados Unidos todos los habitantes de este país, previo acuerdo para que inmediatamente lleguen se les conceda la ciudadanía estadounidense. Los inmigrantes, por su parte, se comprometen a apoyar la reelección de él. La otra parte consistiría en cederle el país a Bush para que lo use como campo de concentración de terroristas, como la base que tienen en Guantánamo.
-¿Pero cómo se haría la distribución de tanta gente?
-Mandamos 3 millones para el Estado de New York, que tanto les gusta a la gente este lugar, 4 millones para La Florida, cinco millones para California, 2 millones para Texas, un millón para Washington, y así por toda la Unión Americana.
-Y la gente de este país, ¿consentiría en emigrar masivamente?
-Pero señor presidente, ¡si se están yendo de manera ilegal, hasta en las ruedas de los aviones, en canoas, y en bodegas llenas de veneno…!
-¿Y tu crees que el presidente Bush aceptaría este plan?
-Yo pienso que sí, recuerde que es un político y que quiere seguir arriba, y esos millones de votos le asegurarían su victoria.
-Fulano, si propongo ese plan los políticos cabeza hueca de este país protestarían airadamente.
-Le dije que de política yo sé. Para resolver las posibles controversias opositoras al plan, usted convoca a todos los políticos a una cumbre, los que se nieguen a asistir usted los lleva presos; los reúne a todos en un estadio cerrado, dizque para firmar un pacto por la gobernabilidad.
-¿Y?
-Que cuando estén todos muy quitados de bulla, esperando el inicio del acto, usted pide permiso para ir al baño, se escabulle, y ahí mismo dinamita el estadio, para que no quede uno solo vivo.
-Genial, sencillamente genial. Me gusta esa parte. Pero hay un grave problema con tu Acuerdo Migratorio de Vaciamiento Total.
-¿Cuál?
-Yo, como presidente, ¿a quién gobernaría, entonces?
-Gobiérnese a usted mismo, a ver si obtiene mejores resultados.
-Gracias, Fulano. Por tu asesoría, te daré una exoneración para un vehículo de lujo.
-Gracias, señor presidente, pero no es necesario, dentro de unas horas me voy a matar a balazos, y, además, no acepto dádivas de fondos del erario…
-Era con mucho gusto.
-Claro, señor presidente, y excúseme el atrevimiento y recuerde que estoy loco, pero es muy fácil regalar lo que no es de uno.
-No me ofenderé por tus comentarios.
-Otra cosa sí me gustaría…
-A ver…
-¿Usted le ha hecho favores a la iglesia?
-¡Claro! ¡Quién se le salva a esa gente!
-Entonces, pídale una carta de recomendación al cardenal dirigida a San Pedro, para que me trate suave cuando llegue al cielo.
-Se la pediré.
-Gracias, señor presidente.
-A tus órdenes, Fulano. Y no olvides matarte.
-Gracias.

-Y el presidente ¿quedó satisfecho con tus consejos?
-No creo, ese plan le dejaría sin botín.
-¿Y tú has asesorado a otras personas o instituciones?
-Claro. En cierta ocasión me llama el presidente del Patronato Nacional de Ganaderos.
-¿Qué quería?
-Que le ayudase a resolver un grave problema: había una tremenda sequía y se le estaba muriendo el ganado.
-¿Eras brujo para hacer que lloviera?
-No, pero busqué una solución: el problema era que las vacas no querían comer el pasto porque estaba muy seco; recortaban la hierba, se la servían y la rechazaban, se veía muy rara. Sabes que esos animales están acostumbrados al verdor.
-¿Qué propusiste?
-Engañar a las bestias: recomendé que se pusiera a cada vaca una gafa oscura, verde, para que vieran verde el pasto que no lo estaba.
-¿Dio resultado?
-Hasta cierto punto: las vacas empezaron a comérselo todo, las alambradas, los postes, las empalizadas, los becerros, y hasta a los peones porque los confundían con paquetes de hierba. Y hubo una matación del carajo.
-Fracasaste, esa vez.
-Sí, me equivoqué: Crear el mundo fue una gran equivocación y lo creó Dios, y si Dios se equivoca, ¿qué esperas de un pobre loco?
-Y el patronato, ¿qué dijo? ¿Se ofendieron?
-No, mira, a pesar de todo me entregaron un diploma de reconocimiento: decía: A Fulano de Tal, por su gran aporte a la destrucción de la ganadería nacional. Firmado: un grupo de estúpidos. Recuerdo que el diploma tenía los bordes adornados con mierda de vaca seca.
-¿Te sentiste humillado?
-¡Claro que no! Mientras ellos tenían grandes pérdidas, los importadores de leche en polvo hacían de la suya, y esos si me dieron una placa de reconocimiento de verdad, y me enviaron un cheque.


-Tengo ganas de beber.
-¿Eres alcohólico?
-No, pero es mejor morir con unos cuantos tragos en el buche.
-Mira, ese señor se parece Osama.
-¿Cuál Osama?
-Al que explotó las torres.
-Está pidiendo bola.
-Démosle un empujón.
-Buenas Noches.
-¿Hacia donde se dirige?
-Me escondo.
-¿De quién?
-De mi mujer.
-¿Qué le hiciste?
-Que mudé una puta.
-¿Cómo se llama la puta?
-Vladimira Putin.
-¿La amas?
-No.
-Entonces, ¿por qué la mudaste?
-Para envenenarla.
-¿Cuál es tu nombre?
-Donald.
-Los árabes no usan ese tipo de nombres.
-No soy árabe.
-¿A quién vas engañar? ¿Crees que somos gringos?
-¿Por qué te persignas?
-Cuando se menciona el nombre de Satán, hay que hacerlo.
-Si no te identificas, ¡te bajamos!
-Está bien: Soy Osama Bin Laden.
-¿Qué haces por aquí?
-Estaba en la embajada americana.
-¿Haciendo qué?
-Buscando visa.
-¿Qué pasó en tu entrevista, nos la puedes recrear?

-Señor, muéstreme su pasaporte.
-Aquí está.
-Dice que usted es Osama Bin Laden.
-Lo soy.
-¿Soltero?
-Casado.
-¿Hijos?
-Sesenta.
-¿Casa propia?
-Sí.
-¿Ubicación?
-En Afganistán, en un bunker en medio del desierto.
-¿Ha traficado con drogas?
-Sí.
-¿Qué clase de drogas?
-Opio.
-¿Ha traficado con armas?
-Sí.
-¿Hacia dónde?
-Hacia Chechenia, Irak, Libia, entre otros.
-¿A quiénes se las ha comprado?
-A unos hombres de empresas.
-¿De que Nacionalidad?
-Dijeron que eran norteamericanos.
-¿Ha cometido actos terroristas?
-Sí.
-¿Dónde?
-En varias partes del mundo, pero el que me salió mejorcito fue el de las torres gemelas.
-¿Tiene cuentas bancarias?
-Sí, pero están injustamente bloqueadas.
-¿Quién piensa costearle su estadía en Estados Unidos?
-El Mulá Omar.
-¿Cuánto tiempo planea quedarse en Estados Unidos?
-Toda la vida.
-Lo sentimos, señor, pero usted no califica para obtener el visado americano.
-Eso es un abuso, ¿por qué?
-Porque usted está desvariando: sólo a un trastornado mental se le ocurre venir a pedir visa haciéndose pasar por Osama Bin Laden.

-Me jodieron.
-¿Y por qué tú querías viajar a Estados Unidos?
-Por dos razones.
-¿Cuáles?
-Primero, para sumarme a la campaña reeleccionista de Bush, y segundo porque es el único país del mundo en donde los terroristas están seguros.
-Y ahora, ¿qué vas a hacer?
-Busco a Fidel.
-¿Para Qué?
-Asuntos de negocios.
-¿Qué clase de negocios?
-Privados.

-Vamos a bebernos unas cervezas, yo las pago, con la condición de que nos cuente qué pasó, por qué le diste para abajo a las torres gemelas.

-Yo quiero una Presidente.
-Yo una Heineken.
-Y tú, Osama, ¿quieres una Budweiser?
-¡Qué falta de respeto es esa!
-No veo el irrespeto.
-¿Tu quieres que yo ayude a la economía de Bush, bebiéndome sus cervezas? Incluso, esa es la misma marca que él bebe. No les perdono que me hayan negado la visa.
-¿De dónde la quieres?
-Palestina. Voy al baño, ahora vuelvo.
-Escritor.
-¿Qué?
-Creo que tú y yo estamos muertos.
-¿Por qué?
-Porque andamos con muerto. A ese tipo lo mataron.
-No hay confirmación.

-¿Qué hablaban?
-Babas.
-Osama, ¿por qué lo de las torres?
-Por que odio a los gemelos.
-¿Cómo así?
-Porque soy gemelo, y mi hermano mamaba primero que yo y no me dejaba ni una gota de leche en las tetas de mi madre. ¿No ves lo flaco que salí?
-Osama, ustedes engañaron y jodieron a los gringos, pero por aquí no somos tan tarados, como parece.
-Es la verdad.
-Aparte de terrorista, usted es un jablador. Por algo anda buscando a Fidel.
-Mucho cuidado, ¡comemierda!
-Deja tu maldita célula tranquila, que te veo llamando.
-Me voy.
-Que te vaya bien.
-Y si les dicen a Bush que me vieron, prepárense.
-Nos estamos cagando del miedo.
-¿Viste? No se puede andar con desconocidos.

-Quiero, antes de morir, visitar a una puta, a ver si logro superar mi problema de impotencia.
-A pesar de que estás abusando de mí, te permitiré que hagas la diligencia.

-¿Cómo estuvo tu visita al cabaret?
-Mal.
-¿Es muy caro el lugar?
-No, pero el derecho de admisión es complicado.
-¿Cómo así?
-Parece que el derecho de admisión es una barriga grande: a todos los hombres que me encontré parecían cerdos listos para el sacrificio o mujeres con nueve meses de embarazo.
-¿Te divertiste?
-Sí y no. ¿Y sabes con quiénes me encontré en el cabaret?
-¿Con quiénes?
-Con Bill Clinton y Mónica Lewinsky.
-¿Qué hacían?
-Estaban muy acaramelados, bailando merengue y bebiendo ron con Coca Cola. Es terrible el Bill Clinton: mientras su mujer anda promoviendo su famoso libro, él se le escapa al caribe con la amante.
-El caso de Clinton no lo entiendo, pegándole cuernos a una mujer tan talentosa como Hillary.
-Recuerda que el talento no se lo para a ningún hombre.
-¿Y pudiste hablar con él?
-No, andaba de incógnito, con una peluca negra, yo lo reconocí por el moretón que le quedó en el ojo derecho producto de la trompada que le dio Hillary cuando se destapó el caso aquel.
-¿Y que te parece Clinton?
-Un pendejo.
-¿Por qué?
-Porque siendo el hombre más poderoso del mundo por poco se deja tumbar por una mamadita.
-¿Y Hillary?
-Una gran hipócrita, después de ser humillada ante los ojos del mundo, ahora sale con el cuentecito de que ya perdonó a Bill.
-Volviendo a tu encuentro con la puta, ¿qué pasó?
-Bueno, le digo a la mujer esa que soy impotente.
-¿Y ella?
-Dice que tiene remedio para mi caso: me hace comprar una pastillita azul que dizque se lo para hasta a los muertos, y me hace beber un extracto de Ginseng, hecho por los chinos, tú sabes que los chinos son famosos inventando mejunjes que no sirven para nada y pariendo chinitos.
-Sigue.
-Nada, bebemos cervezas, la mujer, en la misma mesa, manotea y manotea, y nada. Es que mi impotencia no tiene cura, le reitero.
-Si yo no te lo paro, ni Dios lo consigue.
-Páramelo, entonces. Manotea y lengüetea, y nada. No hay cura, le digo. Me voy.
-Primero tienes que pagarme el tiempo.
-¿Cuál tiempo? ¿Acaso es tuyo el tiempo? ¿A quién se lo compraste para que lo vendas?
-¿Y ella, qué dijo?
-Que si no le pagaba su tiempo me iba a zanjar la cara a navajazos. Y sacó una navaja, la maldita, y me fue encima, y me lanzó varios golpes.
-¿Y tú que hiciste?
-Nada, saqué la pistola, y empecé a disparar. Vi cuando Bill Clinton y Mónica buscaban refugio debajo de una mesa.
-¿Y provocaste destrozos?
-No, solamente rompí como mil quinientas botellas del bar, a la vellonera se le pegaron como cinco disparos, y creo que a una que a otra puta se le alojaron algunos proyectiles en la nalga.
-¿La policía, no intervino?
-No, cuando llegó ya me había plumeado. Y la mujer con la que estuve resultó tan descarada que después de la balacera se me acercó y para pedirme una cerveza.
-¿Se la diste?
-Le dije que consiguiera una botella vacía que iría al baño a buscársela.
-Eres un tipo malo, y ahora te estás tornando violento. Quiero que, definidamente, te acabes de matar.
-Bien, antes de morir quisiera ver a un cura, confesarme.
-Eso me parece lógico, vayamos a la iglesia.

-¿Qué ocurrió, que terminaste tan rápido tu confesión?
-No hubo confesión: el cura está en un tribunal enfrentando una demanda
-¿De qué nacionalidad es el cura?
-Es estadounidense.
-En verdad, ¿eres creyente?
-Claro que no.
-¿Entonces?
-Me gusta burlarme un poco de los curas, como se burlan ellos de la gente con el cuento del cielo y el infierno.
-¿Y si de verdad existieran?
-Me jodí. Pero por si acaso, voy a preguntarle al cardenal.

-Buenas noches, Su Eminencia Reverendísima.
-Buenas noches, hermano.
-Tengo varias inquietudes que quisiera aclarar.
-Adelante.
-Primero, quisiera saber si el cielo existe.
-Sí, existe. ¿Por qué la pregunta?
-Porque dentro de unas horas me voy a pegar diez balazos y quiero subir preparado.
-El cielo existe pero a él no entran los suicidas.
-Veré qué solución busco, ya prometí que me mataría, y soy un hombre íntegro, que cumple con sus promesas.
-Entonces usted, si tiene esas cualidades, no podrá jamás meterse a político.
-Correcto. Su Eminencia, sé que es una persona muy ocupada, pero quiero hacerle algunos comentarios y una pregunta.
-Soy todo oído.
-No sé si ya le he comunicado que estoy loco.
-No, aún no; pero tengo entendido que quien dice estar loco no lo está.
-Eso se pensaba antes, pero la ciencia ha evolucionado mucho: para determinar que estoy loco se convocó a un congreso internacional de siquiatría, en el que participaron los más notables sanadores de juicios del mundo y, para satisfacción mía, llegaron a la conclusión de que estoy más loco que Saddam, Bush, Osama, Hugo Chávez, y Fidel.
-¿A qué viene esa perorata?
-Que espero que usted no se ofenda con lo que voy a preguntar; primero, he oído decir que quien dice lo que no debe, tiene que escuchar lo que no quiere.
-¿Qué he dicho que no debí?
-Ofendió a los políticos, y quiero que sepa que soy amigo de muchos de ellos, a los que admiro por su sinvergüencería y desfachatez y su talento para hacer el mal; por lo tanto, en su defensa, quiero saber toda la verdad acerca de los curas pederastas y pedófilos de Boston.
-Son calumnias, mentiras y tú eres gran un atrevido.
-Pero el Papa ha pedido perdón por la conducta de esos sacerdotes…
-El Papa está muy viejo, está chochando, y se deja presionar por la prensa y los adversarios de la Santa Madre Iglesia Católica.
-¿Por qué no renuncia el Papa?
-Porque le gusta mucho el cargo.
-Su Eminencia, para llegar a cardenal hay que estudiar muchísimo, saber de todo, incluso muchos idiomas.
-Es verdad.
-Entonces, Su Eminencia, usted debería aprender el más importante de todos los idiomas, el idiotolerancia. Con su permiso.

-¿Existe o no existe, hay o no hay cielo?
-Sí, pero a él no entran los suicidas, me lo ha confirmado el cardenal, con el que he tenido una amigable y fraternal conversación.
-Y por eso no te vas a matar.
-Claro, me mataré, pero no entiendo tu desesperación.
-Creo que me estás tomando el pelo.
-Lo voy a hacer, pero quisiera que me llevaras al mar, tengo deseos de llorar.
-Vamos.
-¿Ves ese barco que va allá?
-Sí.
-Me gustaría ir en él, a visitar los países que más me gustan.
-¿Cuáles son esos países?
-Afganistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán, Kirguizistán…
-¿Por qué te gustan esos países?
-Porque no los conozco, y ahí siempre dan.
-Dijiste que querías llorar. ¿Dónde están las lágrimas?
-¿No las ves? Todo eso que se mece ahí abajo son mis lágrimas, aunque parezca agua.
-Contigo no hay remedio. Tengo sueño, me voy a casa.
-Antes de retirarnos, me gustaría visitar al almirante Cristóbal Colón, quiero hablar con él para que me aclare algunos enigmas.
-Vamos.

-Buenas Noches, Don Cristóbal Colón.
-Buenas Noches, Fulano de Tal.
-Almirante, alrededor de su figura se han estado tejiendo muchos mitos, y se habla frecuentemente acerca de usted. Primero, ¿se siente cómodo en esta estatua que las palomas se cagan encima de ella durante todo el año?
-Antes me molestaba, ya no, a todo se acostumbra uno, ya no me perturba la peste de la mierda de las palomas.
-¿Y no considera que es una infamia lo que esos pájaros hacen?
-No, peores cosas he soportado y soporto.
-Almirante, ahora mismo existe una gran polémica acerca del lugar en que descansan sus restos. La gente de Sevilla dice que usted está enterrado allá, y la gente de Santo Domingo que es allí. ¿Quién tiene la razón?
-Ninguna de las partes.
-¿Por qué?
-Porque mis restos no existen.
-¿Qué pasó con ellos?
-Estaban en un Panteón Nacional y una noche el encargado, en busca de tesoros, porque se me atribuyen riquezas inexistentes, violó mi tumba, y como no encontró oro se llevó mis huesos.
-¿Qué hizo con ellos, los vendió?
-No, los utilizó como leña en un fogón que preparó para hacer una sopa con una gallina que se había robado.
-¿Y las cenizas?
-Al día siguiente, una vieja las tomó y las esparció, con fines decorativos, en una vivienda con piso de tierra.
-¿Te sentiste mal’
-¡Claro que no! ¿Qué les pueden importar unas jodidas cenizas a un gran navegante como yo?
-Y de la polémica acerca del lugar en que descansan tus inexistentes restos, ¿qué?
-Que es una payasada, la gente no tiene oficios ni cosas importantes que hacer y se pelean por unos asquerosos huesos. Quisiera saber si el hambre y las enfermedades del mundo acabarían si se aclarara el enigma de mis restos.
-Estando en conocimiento del misterio de tus restos, ¿es cierto que jodías con la reina Isabel La Católica?
-Pura infamia. Esa vieja tenía los dientes podridos, le hedía la cabeza y se bañaba un vez por año. Además, yo tenía a mi disposición a las mejores aborígenes de Las Américas, los caciques eran unos tumbapolvos y me entregaban sus mujeres y sus hijas, desvirgué a más de mil indias.
-¿Y ésta que está aquí a tus pies, quién es?
-Anacaona, una reina nacional de belleza.
-¿Por qué permanece así, como humillada a tus pies?
-¿No has oído hablar del complejo de Guacanagarix?
-No, pero mi compañero escritor es un hombre culto, le preguntaré.
-¿Sabes qué es el complejo de Guacanagarix, escritor?
-Es una tendencia al lambonismo de muchos criollos ante lo extranjero, o sea, el preferir cualquier mierda foránea por encima de lo nacional, no importa que lo propio sea una excelencia.
-¿Oyó, Almirante?
-Sí. De eso se trata, de sentirse inferiores, de rendir pleitesía a lo de afuera en desmedro de lo propio.
-¿Y esa india no se cansa de estar ahí, humillada, mirando siempre hacia arriba, como haciéndose la graciosa contigo?
-No, por que a ella le gusta mucho un mamar, y por las noches, cuando el parque se queda desierto, me baja los pantalones y me hace gozar inmensamente.
-¿Le pagas por sus servicios sexuales?
-No, se conforma con estar todo el tiempo junto a un hombre de mi grandeza.
-Bueno, almirante Colón, dicen que si usted no hubiese venido a joder la pista por estos predios en América se viviría mejor.
-Mentiras, si no vengo ustedes no disfrutarían de la corrupción de los políticos y la iglesia, de las obras de Cervantes ni de las calamidades de los privatizadores españoles.
-Tiene razón, don Cristóbal.
-Mi amigo escritor quiere saber si usted se siente español o italiano.
-Me siento más español, no quiero compartir nacionalidad con Mussolini y Berlusconi.
-Dice el escritor que los españoles son peores, que crearon La Inquisición y a Francisco Franco.
-Dile al escritor que se ponga a la escuela, cuando esa joroba llegó a España hacía mucho que los italianos estaban achicharrando y pasando gente por el cuchillo.
-El escritor dice que no tiene que ir a la escuela, y que los españoles eran más crueles que los italianos.
-Si él sabe tanto, pregúntale sobre la Toma de Beziers.
-Que él no conoce ese caso.
-Los que perseguían a los herejes llegaron un día a esa ciudad y le metieron cuchilla a más de sesenta mil almas, incluyendo a niños, mujeres y ancianos, saquearon la ciudad y la incendiaron; y cuando los soldados les preguntaban a los obispos cómo distinguir entre católicos y herejes, esos barbarazos respondían :
-Dice el escritor que los españoles no eran menos de ahí.
-Tal vez tenga razón, yo vi varios procesos.
-Que si puede contar algunos.
-Claro. Cuando condenaban a un grupo a morir en la hoguera, la nobleza se peleaba por los asientos VIP, el mercado negro los revendía y tenía extraordinarias ganancias.
-¿Cómo así?
-Nadie quería perderse el espectáculo, todos disfrutaban frenéticamente cuando veían a un grupo de herejes cogiendo candela en el enorme BBQ que se preparaba para la ocasión. Y además, tú los veía como drogados con el olor de la carne chamuscada, en estado de éxtasis. Eso había que verlo.
-¿Qué usaban, leña o carbón?
-Leña verde, para que ardiera más lentamente y los condenados lanzaran más alaridos.
-¿Y los herejes, mientras se quemaban, no decían nada?
-Sí, gritaban: ¡tor, quemada, tor, quemada, tor, quemada!
-Almirante, no sería, ¡Estoy quemada, estoy quemada, estoy quemada!
-No, era: ¡Torquemada, Torquemada, Torquemada! ¡Hijo de perra, métete por donde más te acomode al Padre, al Hijo y al Espiritusanto!
-¿Qué quien era Torquemada?, pregunta el escritor.
-Si me da una cerveza se lo digo.
-Aquí está la cerveza.
-Torquemada era un malparido, dizque cristiano y confesor de la reina Isabel la Católica y precursor del nazismo.
-Que no se haga el buena gente, dice el escritor, que por vía suya llegaron aquí individuos como Hernán Cortés, que de cortés no tenía ni mierda, y Francisco Pizarro.
-Sí, lo sé, y me arrepiento por eso.
-Que ya es muy tarde para arrepentirse.
-Sí, son las cuatro de la madrugada y ustedes fastidiando.
-Que no estamos hablando de la hora, sino del tiempo del arrepentimiento, que ya eso no sirve para nada.
-Lo siento, pero para algo debe servir porque el Papa vive pidiendo perdón todos los días por las diabluras que ha venido cometiendo la iglesia desde hace miles de años.
-Almirante, le agradezco su charla, pero le pido que no se meta con el Papa, ya bastante problemas tiene con unos curas y obispos de Massachussets.
-De acuerdo.
-Almirante, usted que ha vivido tanto, que ha conocido todo tipo de gente, ¿piensa usted que los seres humanos de ayer eran mejores o peores que los actuales?
-El hombre siempre ha sido el mismo perro, lo único que ha variado es su forma de morder.
-Dice el escritor que perro habrá sido usted, que usted tiene que irse a la mierda; pero aquí, entre usted y yo, Almirante, no le haga caso a mi amigo, lo que pasa es que está frustrado.
-¿Por qué?
-Porque sueña con ser un escritor famoso, leído en cien lenguas distintas.
-Dile a tu amigo que no se desespere, que siga trabajando, que un día alcanzará sus sueños.
-Lo que pasa es que su sueño es ganarse el Premio Nobel de Literatura, el Cervantes, el Planeta, el Alfaguara, el Príncipe de Asturias, el Rómulo Gallegos, y no ha podido ganarse siquiera el premio nacional de novela, que se lo otorgan a cualquier porquería.
-Dile que no se afane tanto por alcanzar fama y fortuna, que son dos de las peores desgracias que le pueden caer a un hombre.
-Dice él que para usted es fácil decir eso, cuando en todo el mundo hay millares de estatuas suyas diseminadas, y que aceptaría gustoso que esas dos desgracias le cayeran encima.
-Dile que yo tuve que dar muchísimo asco y lástima para emprender el viajecito ese, y ni también me fue. Que siga ahí, que viva la fantasía de su fama, que es igual a la realidad.
-El escritor quiere cambiar de oficio y quiere su colaboración.
-Dile que no pierda la fe, que un día aparece un famoso con varios gramos de cocaína en la cabeza, habla maravillas de su obra, aunque no sirva, y ahí despegará.
-Que no le dé consejos, que está harto de ser un escritorcito tercermundista, pudriéndose en el más asqueroso de los anonimatos.
-¿A qué se dedicaría, entonces?
-A proxeneta, y quiere saber si usted le da su consentimiento para abrir una cuerería en el Alcázar de Colón.
-Con mucho gusto, siempre y cuando me permita joder y emborracharme de gratis, total, eso era lo que lo que había ahí en tiempos de Diego.
-Dice el escritor que sí, que le dará servicios exentos de pago.
-Pero el problema del local lo tendrá que resolver con unos cardenales y jefes de patronatos de la ciudad colonial que se creen dueños de esas ruinas.
-Dice el escritor que él sabe cómo resolver ese problema, que chantajeándolos.
-¿Con qué?
-Que se nombra la receta, pero no se detallan los ingredientes. Por otra parte, Almirante, queremos saber su opinión sobre Aznar.
-Le perdí el respeto, yo estaba inscrito en el PP, me borré y me anoté en el PSOE.
-¿Por qué?
-Porque apoyó la barbaridad de Tony Blair en Irak.
-Que dice el escritor que no se haga el listo, que el jefe de eso no fue Blair sino Bush.
-Bueno, yo no estaba enterado de eso, a mí las noticias me llegan muy confusas.
-Dice el escritor que usted lo que es un cobarde, que le tiene miedo a Bush.
-Sí, no lo niego, el miedo es una camisa de fuerza, leí en una novela de Eliseo Alberto, además de que siempre he sido imperialista, y Bush me ha tratado bien, fíjate que en mi honor le puso el nombre a un transbordador.
-Dice el escritor que con razón explotó, que usted le pegó su Fucú.
-¿Fucú? ¿Qué es eso?
-No se haga, don Cristóbal, que usted sabe…
-Está bien, sé lo que es, pero respecto a mí y al famoso Fucú eso no es más que superchería barata.
-Almirante, dentro de unas horas me mataré a balazos y quisiera saber cuando bajará el dedo.
-Cuando los políticos dejen de robar y a tu amigo le den el premio Nobel de literatura.
-Gracias, buenas noches. ¡Escritor, deja de estar pateando esa estatua! ¿Se te ha contagiado mi locura?



-Ahora, después de esa larga perorata con el Almirantico ese, te matas y terminamos el asunto.
-Estoy triste, compréndeme, voy a morir y siento nostalgia de la única mujer que he amado en mi vida.
¿Quién es esa mujer?
-Cindy Crawford.
-¿Fueron amantes?
-Sí y no.
-Explícate.
-Una noche estaba en un bar de uno de los hoteles del este y veo a esta mujer que bebe que bebe. Pide un trago, y de un solo sorbo se lo baja. Veo que es muy hermosa, que está como abatida y me le acerco.
-Soy Fulano de Tal, perdone que la moleste.
-Soy Cindy Crawford y no es molestia, siéntate y acompáñame.
-Se ve como amargada, Cindy.
-Sí, lo estoy.
-¿Por qué?
-Porque se me cayó el lunar de mi cara.
-Píntate uno, con tinta china.
-No es lo mismo.
-Creo que algo más grave te mortifica.
-Tienes razón, estoy amargada, Richard me acaba de botar.
-¡Que desgraciado!
-Lo peor de todo es que ha dicho que me dejó dizque por mi bajo nivel intelectual.
-Ese es un estúpido, ¿cómo se le ocurre exigirle que tenga cerebro a una mujer como tú? Y de tu cuerpo, de tus nalgas que enloquecen a millones de hombres en el mundo, ¿qué?
-Eso pienso yo, no hay necesidad de ser perfecta de cuerpo y además tener cerebro. Este mundo machista le exige demasiado a las mujeres.
-¿Bailamos ese merengue?
-Si me abrazas fuerte.
-Acepto.

¿Qué pasó entonces?
-Lo de siempre, el trapo de pene que tengo tuvo la indecencia de no pararse ni siquiera con Cindy Crawford. Ella me lo confesó, quería irse a la cama conmigo.
-¿Y tú qué hiciste?
-Para hacerle creer que había tenido una erección me metí una botella de cerveza Budweiser, boca abajo, en la bragueta, y la invité a bailar, para que sintiera mi erección.
-¿Qué pasó, en esta ocasión?
-Que cuando ella sintió aquello tan grande, dijo: no señor, eso aquí usted no lo mete, lo siento, gracias por la compañía, búsquese una mula. Y se fue.
-Muy triste, pero tú te lo buscaste.
-Lo sé, debí usar mis otros órganos sexuales y dejar al jodido pene ese que siguiera durmiendo en paz.
-Finalmente, ¿qué opinión tienes de Richard Gere?
-Lo admiro, porque tuvo los cojones de dejar a una mujer como aquella.
-Me voy, espero que mañana no busques más excusas.


-Pensándolo bien, en vez de matarme debería buscar la presidencia de la República.
-¿Tienes capacidad para gobernar?
-Eso no es necesario, fíjate que la mayor prepotencia del mundo está gobernada por Bush.
-¿Cuáles serían tus propuestas de Gobierno?
-Sería una sola.
-¿Cuál?
-Eliminar la pobreza.
-¿Cómo lo harías?
-Fusilando a todos los pobres, no hay otras fórmulas.
-El país se quedaría vacío.
-Sí, y me llevaría las reservas en dólares estadounidenses del Banco Central.
-Te vas a matar, ¿qué harías con el dinero?
-Llevármelos para arriba, por si tengo que sobornar a alguien; además, según me he enterado, en el cielo, en el infierno y en el purgatorio sólo se realizan transacciones en esa moneda.
-Si llegas a presidente, ¿qué harías con los corruptos?
-Comprarlos, traerlos a mi gobierno.
-¿Para que roben?
-Sí.
-Entonces ¿en tu gobierno reinaría la impunidad?
-Soy aficionado a la moda, me gusta imitar lo bueno. Y pensándolo mejor, en vez de fusilar a todos los habitantes del país, considero más apropiado y humano que cuando sea presidente me robe todo: el presupuesto nacional, los edificios gubernamentales, los ríos, las montañas, las carreteras, las playas, la bandera, el escudo, el padre de la patria…
-Si te lo robas todo te meterían a la cárcel.
-¡Qué va! A mí me tocaría impunidad por partida doble: primero por ser político y segundo por ser loco.

-Bien. Tengo mis dudas sobre cómo fusilarías a tanta gente, si llegaras a ser presidente y persistes en tu plan para eliminar la pobreza.
-Busquemos orientación.
-¿Dónde?
-Vayamos a preguntarle a Hitler.
-Ese hombre está muerto.
-Eso se cree.
-¿Está vivo, el hijo de puta?
-Sin ofensas. Más que nunca. Vayamos a verle.
-Vamos.

-Buenas noches, señor Hitler, pretendo ser presidente de un país lleno de gente pobre, a las que pienso eliminar.
-¿Qué desea?
-Consejos.
-No doy consejos de gratis, el costo de la vida está muy alto, y ya no soy Fuehrer.
-¿Cuánto desearía cobrar por su asesoría?
-Un millón de dólares estadounidenses, y diez mil toneladas de gas Sarin.
-Pensé que usted era muy nacionalista, señor Hitler, ¿por qué no acepta el pago en Marco alemán?
-Eso ya no sirve, esos locos eliminaron nuestra moneda, ahora usan una basura común en donde hasta paisitos como Polonia tienen la misma moneda que la gran Alemania.
-Y el gas letal, ¿para qué?
-No sé.
-Está bien, tiene derecho a guardar silencio. Señor Hitler, usted cobra muy caro, no puedo pagarle. Mejor me presta a Goering.
-Está de viaje.
-¿Hacia dónde?
-Bush me lo ha rentado.
-¿Y para qué?
-No sé, cuando alquilo una de mis máquinas, lo único que me importa es el pago, no el uso. Investigue con él.
-Señor Hitler, estamos en tiempos de arrepentimiento, todo el mundo está pidiendo perdón por sus pecados y crímenes. Y Usted, ¿tiene algo de qué arrepentirse?
-Me arrepiento de dos cosas.
-¿De cuáles?
-De no haber exterminado totalmente a los judíos y a los comunistas.
-¿Por qué?
-¡Cómo que por qué! ¿No viste lo que hicieron Stalin, Pol Pot, Fidel Castro, entre otros? ¿No estás viendo lo que están haciendo los israelíes con los pobres palestinos?
-Señor Hitler, dice mi amigo el escritor, que no lo digo yo, que le respeto mucho y comprendo su lucha, pero él no, que a usted no le queda bonito estar hablando así.
-¿Por qué?
-Dice mi amigo el escritor, que no lo digo yo, que no comparto las opiniones de él, porque son las de un frustrado, que usted mató demasiados hombres, mujeres, niños y niñas para venir a censurar a Stalin y a Ariel Sharon. Y que a pesar de su tiranía y sus purgas, Stalin le rindió un gran servicio a la humanidad.
-¿Dónde está tu amigo escritor?
-Está por ahí, escondido, es un cobarde, se pone a estar faltándole el respeto a respetables e insignes figuras como usted para después andar huyendo.
-Dile que no tema, que venga a saludarme.
-Dice el escritor que el loco soy yo.
-Está bien; ahora quiero que te marches, tengo un compromiso.
-¿Qué va a hacer, señor Hitler?
-Tengo una cena de negocios con Slovodan Milosevic.
-Si es así, no le quito más tiempo.
-Antes de que te retires quiero decirte que estoy arrepentido de otra cosa.
-¿De qué?
-De haberme dejado llevar de unos malditos asesores que tenía, que me arrastraron a la invasión a la URSS.
-¿Parece que no le fue muy bien ahí?
-¡Para qué te cuento!
-Dice el escritor que gracias a Dios que usted tenía esos asesores. Buenas noches, señor Hitler.
-Buenas noches.

-¿Por qué fuiste tan amable con el señor Hitler?
-¿Qué querías? ¿Qué me pusiera de malcriado con un tipo así? No te darías el gusto de verme con la cabeza explotada, estoy loco, pero no soy un estúpido.
-Todavía no resuelves la logística de la matación de los pobres. ¿Por qué no aprovechamos, ahora que andamos por aquí, y le preguntamos a Mussolini?
-No, a ese, no.
-¿Por qué?
-Por ridículo, porque se dejó guindar en una plaza pública.
-Ya veo. Como aún no hay solución, vamos a consultar a Stalin, que escribió un tratado de .
-No.
-¿Por qué?
-Por que hiede.
-¿O porque eres anticomunista?
-¿Cómo lo adivinaste?
-Lo vi en tu cara. Entonces, ¿no te gusta la doctrina de Marx?
-No.
-Por fin, ¿eres de izquierda o de derecha?
-Me gustan ambas.
-Explícate.
-La derecha es muy buena para hacerse la paja, y la izquierda para sacarse los mocos secos de la nariz.
-¿Y el centro?
-¿Centro izquierda o centro derecha?
-El centro centro.
-También me gusta, para mamar.
-Bien. Entonces, para ti, ¿quién es marx?
-Un viejo con una barba apestosa.
¿Fidel?
-Un cerdo.
-¿Saddam?
-Un cerdo-perro.
-¿Sharon?
-Un cerdo-perro-asesino.
-¿Bush?
-Si digo lo que pienso de Bush me quitan mi visa americana, y a mí gusta mucho ese país, me gustan los bares del Down Town Manhattan, Miami Beach, y soy amigo de Woody Allen y Bill Clinton, a los que visito de vez en cuando.
-¿Por qué eres amigo de esos dos individuos?
-Porque son un par de tígueres.
-¿El Papa?
-No jodas, ¿quieres que me excomulguen precisamente varias horas antes de morir, cuando no haya tiempo de contratar abogados y apelar?
-Lo que digas de él no lo sabrá.
-Eso piensas: el Papa tiene un grupo de ángeles espiando por todas partes, y bien no terminas de injuriarlo cuando ya lo sabe todo.
-Y de Jesucristo, ¿qué?
-¡Ah, coño! Aparte de que te voy a dar el gusto de matarme enfrente de ti, también quieres joderme.
-Veo que eres cristiano.
-No.
-¿Musulmán?
-Sí y no.
-Explícate.
-No me gusta su religión, pero me gustan los harenes.
-Te la das de sabio.

-He llegado a la conclusión de que eres monárquico.
-¿Dónde gobierna una mona?
-No, maldito loco, donde gobierna un rey o una reina, y el trono se hereda.
-No me gustan los reyes ni las reinas ni los príncipes ni las princesas.
-¿Por qué?
-Por que se creen que cagan Apple Pie y mean Gatorade. Y son unos desgraciados, mira no más lo que hicieron unos monárquicos con Lady Diana.
-¿Te dolió lo que pasó con ella?
-Sí, la admiraba mucho, por fanfarrona: le pega los cuernos a un heredero del trono y tiene los ovarios de confesarlo ante el mundo.
-Quizá tenía razón al hacerlo.
-Posiblemente, y para salir de dudas, ya que andamos por acá, vayamos a preguntarle.

-Buenas noches, Lady D.
-Buenas noches, Fulano. ¿Quién es esa persona que te acompaña, es un paparazzi?
-No, no temas, es un escritorcito, y no le interesa la crónica rosa, solo escribe porquerías: novelas y cuentos malísimos.
-Me tranquiliza esa información. ¿En qué puedo serte útil?
-Mi amigo y yo no tenemos nada en qué invertir el tiempo, que es de las pocas cosas baratas que quedan, yo me voy a matar a balazos dentro de unas horas, y estuvimos especulando los motivos que tuviste para pegarle los cuernos al príncipe Carlos.
-Por venganza.
-¿Por qué te los pegaba a ti?
-No, porque permitía que la bruja madre reina me humillara.
-¿Te dolió hacerlo?
-No, me gustó muchísimo, mi instructor ecuestre, si bien era un gran chismoso, un lengua suelta, también era un gran tipo en la cama, que no se le ablandaba nunca, y me hacia venir hasta diez veces seguidas.
-Y del príncipe Carlos, ¿qué?
-Un fiasco.
-¿Estuviste enamorada de él?
-¡No, quien va a enamorarse de un hombre FF¡
-¿Qué es eso de FF?
-Feo y frío.
-No te gustaban los FF pero sí los hombres RF.
-¿Cuáles son esos?
-Ricos y famosos.
-No lo puedo negar.
-¿Y es tan frío?
-Tanto que durante todos nuestros años de matrimonio apenas jodimos en dos oportunidades: las veces que me embarazó de mis principitos. Pero no me molestaba, porque esa nariz de Carlos es un gran problema en la cama.
-Lady D, se ha dicho que tu muerte fue producto de una conspiración porque te enredaste con un árabe, ¿qué de cierto hay ahí?
-Que no lo dudo: fíjate la actitud de Tony en contra de los pobres irakíes.
-Por otra parte, Lady D, ¿no extrañas a los paparazzis, sus persecuciones y sus chismes?
-A veces, es que después que me mudé para este frío castillo se han olvidado de mí.
-Te quiero agradecer tus comentarios, princesa Diana.
-No es nada. Toma estas cien Libras Esterlina.
-¿Para qué?
-Para que compres un regalo y de mi parte se lo lleves a Camila Parker Bowless en el día de su cumpleaños.
-¿Qué quieres que le regale?
-Una batida de mierda y aguacate.
-No será posible: el Papa adquirió los derechos exclusivos de esa receta y no se la cede a nadie.
-Entonces búscate un frasco de un perfume elegante, que esté vacío, encierra en él un pedo bien picante, para que cuando lo abra se desmaye.
-Así lo haré, y si sobra algo, me quedaré con el cambio, que estoy juntando para comprar el boleto de ida al cielo.
-Quédatelo.

-Oye, escritor, ya estamos cansados ambos, pero necesito ir al banco a hacer unas diligencias. Cuando concluya allí, me mataré, iré solo, luego iré a descansar porque ese viaje hacia el cielo es demasiado largo; además, tengo que reservar y comprar el pasaje.
-No se necesita ni reservar ni comprar pasaje para matarse.
-Eso piensas, pero la muerte, con la que hablo todas las noches, me ha explicado el procedimiento.
-¿Cómo es?
-Cuando mueres, viajas hacia arriba en un trasbordador de la NASA, que tiene un monopolio en el transporte hacia el cielo y el infierno.
-Pero no creo que la NASA tenga capacidad para transportar tantos muertos.
-Sí tiene: debes saber que lo que viaja es el alma y el alma es un concepto, una idea, algo incorpóreo, etéreo, es energía. Entonces, cuando hay millones de almas acumuladas las transportan y cuando el transbordador acieliza cada muerto recupera su cuerpo: si vas al cielo, con él disfrutas, si vas al infierno, con él coges la candela.
-Todo me parece lógico, pero no conocía el término acielizar.
-Tiene el mismo origen que aterrizar, amarizar, alunizar, amartizar…
-¿Es caro el boleto?
-Bastante, me veré precisado a tomar un préstamo bancario para pagarlo. El problema es que hay primera clase, clase ejecutiva, clase económica y clase pordiosera; en la clase pordiosera no hay aire acondicionado y los muertos llegan deshidratados, aparte de que tras su arribo los tratan como chusma.
-¿Y no tienes miedo de que un transbordador de esos explote?
-No, sé que lo dices por lo que pasó con el Columbia, pero déjame aclararte qué sucedió. Eso no tuvo nada que ver con el Fucú del Almirante Colón.
-Adelante.
-Sucede que ese transbordador no iba para el cielo ni el infierno, sino a hacer unas exploraciones espaciales; la tripulación fue secuestrada por un grupo terrorista y despojados de sus uniformes; se adueñaron de la nave y despegaron sin contratiempo; pero cuando en la NASA se enteraron de que allí no iban astronautas sino una célula de Al Qaeda, ordenaron que hicieran estallar al Columbia.
-¿Y hacia dónde se dirigía la célula terrorista?
-Iban a instalar un campamento en Marte y otro en la luna.
-¿Por qué tan lejos?
-Porque aquí no pueden, Bush los descubre en dondequiera que se instalan y los descojona.
-Bueno… Permitiré que hagas tus trámites y mañana te mates. Quisiera saber cuáles son tus últimos deseos antes de morir.
-Dos. Primero: pegarle candela a la barba de Fidel.
-¿Para qué?
-A ver si allí reside su poder, como Sansón, que lo tenía en el pelo.
¿Dos?
-Encontrar las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein.
-¿Para qué?
-Para regalárselas a mi amigo Bush el día de su cumpleaños.
-Hasta mañana.

-Buenos días, señorita, he venido a solicitar un préstamo. Uno de esos préstamos expreso, de desembolso rápido.
-¿Tiene mucha premura por el dinero?
-Sí, me voy de viaje.
-¿A qué país?
-Lo siento, no puedo divulgarlo: me fugo con una amante, y no me gustaría que mi esposa se enterara.
-¿Tiene usted solvencia económica?
-No, pero sí moral.
-Con solvencia moral no se pagan las deudas.
-Fíjese que sí.
-¿Tiene algún fiador solidario?
-¿Qué es eso?
-Alguien que garantice el pago del préstamo en caso de que usted falle.
-Sí, lo tengo. Permítame ese teléfono, lo llamaré y le explicaré la situación.
-¿Aló? ¿Escritor? Soy yo, Fulano, déjame pedirte un favor…
-Ponme a la oficial de cuentas que te está atendiendo.
-Tenga, oficial, mi fiador solidario le va a hablar.
-¿Sí? Le escucho. Anjá. Entiendo. No hay problema. Así se lo comunicaré.
-¿Qué dijo, aceptó servirme de garante?
-Acepta con la condición de que saque un seguro de vida con una póliza de un millón de dólares y poniéndolo a él como beneficiario.
-¿Eso dijo? ¡Qué maldito es el escritorzuelo ese!
-Gracias, señorita, ya no me interesa el préstamo. Voy a asaltar un banco, para eso no me exigen fiador solidario.
-Tiene razón, pero cuídese de una balacera.
-Gracias, oficial.
-A sus órdenes, doctor.
-¿Doctor?
-Su amigo me dijo que usted tenía un doctorado en locura.
-Es verdad, eso me gusta de él, que me promueve.


Al día siguiente voy a la casa de Fulano, encuentro la puerta frontal abierta y penetro. Veo un letrero pegado al refrigerador: .
Estoy un tanto acongojado, acostumbrándome a la partida de Fulano, cuando a los tres días de tan agradable pérdida recibo un e-mail suyo. Decía: antedespachodenuestroseñorjesucristo@cie.com
La de Jesucristo es: nuestroseñorjesucristo@cie.com
Ahí te transcribo mi llegada, y mis entrevistas con ambos>

-Buenas Tardes.
-Usted parece que está de mal humor.
-No, lo que pasa es que no encuentro mis lentes, y sin ellos no veo.
-Búsquelo por ahí, debajo de su escritorio, tal vez se le cayeron.
-Creo que alguien se los robó.
-¿Por qué piensa eso?
-Porque al último muerto que atendí era un político.
-Bueno.
-Me duele que me los hayan robado, eran unos Cartier, con montura en oro.
-Ordene otros.
-Me costará.
-¿Ya le llegaron?
-Claro, mis pensamientos se convierten en órdenes.
-San Pedro, y esa gran máquina, ¿qué es?
-Es la computadora en la que están todos los expedientes de los habitantes del planetica de mierda de donde vienes.
-No sabía que por acá se usaba eso.
-Esa es la máquina más poderosa, de mayor capacidad, que se ha inventado hasta ahora, incluso superior a la que tienen los gringos en la NASA, que se creen por encima de todo el mundo, incluso de nosotros.
-¿Cómo la consiguieron?
-Nos la envió Bill Gates, con equipo de soporte y todo.
-San Pedro, ¿no será eso tráfico de influencia? ¿Juzgarían ustedes a Bill Gates de manera imparcial después de haber recibido un regalo de esa magnitud?
-Aquí eso no importa, si hay que mandarlo para abajo, lo mandamos.
-Además, según lo dice la Biblia, es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre al cielo.
-Es difícil pero no imposible. De todas maneras, los parámetros han variado: ahora es a los pobres a los que se les hace difícil entrar al cielo.
-¿Por qué?
-Por estúpidos, que se dejan explotar y no ahorcan a los ricos. Estamos cansados de decirles, ayúdate que yo te ayudaré.
-¿Entonces, ese pasaje bíblico es una incitación a la rebeldía?
-Pregunta indiscreta, no estoy autorizado a hablar de política, en la próxima parada podrá hacer todas las que le plazcan.
-De aquí, ¿hacia dónde voy?
-Irá a una entrevista con Nuestro Señor Jesucristo. Ahora, dígame su nombre, que no tengo mucho tiempo, y se está acumulando mucha gente en la cola, el vuelo en que llegó trajo demasiados pasajeros.
-Fulano de Tal.
-A ver. Está un poco lento el sistema, parece que están dándole mantenimiento. No lo encuentro por ese nombre.
-Busque bien, ese es mi auténtico nombre.
-Lo buscaré por el país de origen. ¿Cuál es su nacionalidad?
-Soy cubano.
-¿Cuba? Tampoco la encuentro. Pero déjame buscarla por ejes. Sí, aquí está, es una isla caribeña perteneciente al EJE DEL MAL, gobernada por un hijo de puta barbudo que tiene más de mil millones de años en el poder.
-¡San Pedro! ¿Y esa mala palabra?
-Es que estoy encabronado con el tipo ese, que quiere competir con Dios en el tiempo de permanencia en el poder. Además, recibimos demasiadas querellas en su contra, su expediente ya tiene más dos billones de GB.
-¿Por qué, entonces, no lo mandan a buscar con la muerte?
-Pregunta no atendible, allá adentro podrá indagar.
-Así espero.
-Amigo, pero usted tiene graves problemas, su expediente es largísimo y tiene muchísimos números rojos.
-San Pedro, trátame con suavidad, recuerde que soy un loco.
-Usted se hace el loco para vivir regando mierda por doquier y blasfemando; allá le creían el cuento de la locura, pero aquí no.
-Además, san Pedro, traigo una carta de recomendación del cardenal.
-¡Gran vaina! ¡Un cardenal! Si fuera de Bush otra cosa sería.
-¡Mierda! ¡Y tanto que pensé en eso!
-De ninguna manera la ibas a conseguir, te las has pasado difamando al presidente Bush.
-Quizás él no esté enterado.
-Eso piensas. Ahora, tenga, entre por esa puerta, ahí le espera NSJ.
-San Pedro, también quisiera conocer a Dios.
-Hable con NSJ, es él quien tiene el password para acceder a su despacho. Pero le advierto que llegar ahí es muy, pero muy difícil, ahí sólo se tratan los asuntos de alto interés para el cielo.


-¡Diaaablos! ¡Tanto que he oído hablar de ti, al fin te conozco, Jesucristo! ¿No te encojonas porque te tutee, verdad?
-No, para nada. Bienvenido, hijo.
-¡Mierda! Allá abajo son unos criminales, te pintan muy distinto de como eres.
-Sí, he recibido algunas imágenes por Internet y el cable y son unos desconsiderados.
-Bueno, Señor Jesucristo, quería morirme, básicamente, por dos razones.
-¿Cuáles?
-Quería conocerte y darte algunos consejos.
-Adelante, te escucho.
-Señor Jesucristo, por allá abajo anda una trulla de insensatos propalando mentiras acerca de ti.
-¿Qué mentiras?
-Ellos dicen que están aguardando tu segunda venida, lo que significa que tuviste una primera venida. Qué, lo de la primera venida, ¿te gustó?
-Esas son falacias, los enemigos, los musulmanes, los budistas y comunistas, que viven calumniándome.
-Y lo de María Magdalena, ¿qué? ¿Fue falso o verdadero?
-Pura falsedad, también un invento de los contrarios.
-Bueno, te creo, no tienes razón para negar una venida, eso ni tan grande es. Ahora bien, Jesucristo, esos tipos andan diciendo que en cualquier momento retornas a la tierra. ¿Qué hay de cierto sobre eso?
-Estoy estudiando esa posibilidad, pero aún no decido al respecto.
-Quería advertirte de que no cometas esa estupidez.
-¿Por qué?
-¿Por qué? Debes saber lo hijos de puta que son allá; si hace siete mil años te crucificaron ahora te agarran y te dan una muerte más horrorosa, ahora hay más saña, perversidad que cuando estuviste deambulando por ahí abajo.
-Posiblemente se queden esperándome. Pero no hace siete mil años que estuve allá, hace apenas dos mil.
-Da igual, tú mejor que nadie sabe que el tiempo es una invención. Y respecto a tu retorno, haces bien, porque si cometes el error y se te antoja darte un cruce por Palestina, ¡ay, Jesucristo! ¡Pobre de ti con un tal Ariel Sharon que manda en la zona! Si aquella vez moriste en una cruz, es muy posible que ahora mueras amarrado a un misil Tomahawks, procedente del ejército israelí, fabricado tú sabes donde.
-Lo sé, soy omnisciente.
-No conozco esa palabra. Me hace falta el escritor. Lo voy a llamar, por favor, Jesucristo, préstame tu celular.
-Que la llamada sea breve, por favor, que de aquí salen muy caros los minutos.

-No entra la llamada.
-¿De qué compañía es su móvil?
-Creo que de France Telecom.
-Con razón, tenemos exclusividad con la Verizon, no nos comunicamos con teléfonos de otras compañías, mucho menos francesas.
-Bueno. Por fin, ¿qué significa omnisciente?
-El que todo lo sabe.
-Muy bien. Antes de pasar a otros temas, quería reiterarte que no vuelvas, y si vuelves, ve a otra zona distinta de la que estuviste.
-¿Cuál me recomiendas?
-Estados Unidos; pero para que te den la visa debes identificarte; y cuando ingreses a territorio estadounidense, ve a la Casa Blanca, ponte a disposición de George W. Bush y pronúnciate fervorosamente en favor de la lucha contra el terrorismo, sé por qué te lo digo.
-Yo también sé por qué.
-Bueno, Señor Jesucristo, antes de que pasemos a examinar mi expediente y seguir para el cielo, tengo algunas inquietudes que necesito que arrojes luz sobre ellas.
-Con gusto.
-Antes, me gustaría que encendieras el acondicionador de aire, estoy sudando y veo que tú también.
-No puedo, estamos recortando gastos.
-¿Por qué?
-Cometimos la barbaridad de privatizar los servicios de energía, cable, agua, y se han disparado los precios.
-¿Con quiénes privatizaron?
-Con unas compañías españolas.
-¡Lo sabía!, ¡antes de lo que lo dijeras, ya lo sabía!
-Estamos en un plan de ajuste tan severo, que estamos pensando cerrar el infierno.
-¿Por qué?
-Porque consume demasiado combustible, y están carísimos. Antes usábamos leña, pero el Edén está deforestado, y hemos recurrido al Gas Licuado de Petróleo.
-¿Y quién los está asesorando en el plan de ajustes?
-¡Y quién más va a ser! ¡El FMI!
-Y si cierran, ¿adónde irían a dar los condenados a la quemazón perpetua?
-Los repartiremos por ahí: en Afganistán, Zaire, Uganda, en las Favelas brasileñas, en las comunas de Medellín, en Haití, en los barrios a orillas del río Ozama en Santo Domingo; en fin, a lugares que tienen peores condiciones de vida que el propio infierno.
-Bueno, Señor Jesucristo, hablando de infierno y otros temas. Todo lo que existe lo creó Dios, ¿cierto?
-Así es.
-No entiendo para qué y por qué creo Dios al diablo.
-Por equivocación.
-¿Cómo así?
-Dios quería crear un político y le salió el diablo, le dio a un comando equivocado.
-Ya veo, con razón…
-¿Con razón qué?
-Tú sabes, eres omnisciente…
-Y tú buen alumno.
-Pasando otro punto de la conversación, Señor Jesucristo, mucha gente está intrigada con el caso de Fidel Castro.
-¿Qué les intriga?
-Primero, que se le haya permitido gobernar por tanto tiempo, que haya sobrevivido a la caída del muro de Berlín, al derrumbe de la Unión Soviética, al asedio de los gringos, que no son nada fáciles, ¿qué pasa con Fidel?
-Un grave problema: Fidel sigue vive y gobernando porque Dios no lo acepta en el cielo ni el diablo en el infierno.
-¡Mierda, coño! ¡Qué duro es todo esto!
-Esa frase la conozco.
-¿De quién es?
-De un angelito español llamado Francisco Franco; la pronunció cuando le mandamos una agonía horrorosa antes de traérselo al diablo.
-Entonces, nosotros, los cubanos, ¿vamos a tener que mamarnos a Fidel por tanto tiempo?
-Ad Vitam Eternam, así como lo oyes.
-¡No, no y no! ¡Me niego a aceptarlo! ¿Y no existe un lugar llamado purgatorio, para que lo enviemos para allá?
-Ese lugar fue cerrado, aquí acordamos que no debe existir términos medios, o vas al cielo o a la contraparte.
-¡Pobre de mi Pueblo! ¡Tantos buenos gobiernos que han tumbado los gringos y con ese no han podido!
-Ni podrán.
-¡Qué tristeza!
-Veo que te duele mucho tu pueblo.
-Así es.
-¿Qué más querías averiguar?
-A ti no hay que contarte lo que pasó el 11 de septiembre, y lo que vino después, por fin, Osama Bin Laden y Saddam Hussein, ¿están vivos o muertos?
-Pregunta no atendible, información clasificada.
-Jesucristo, no te pongas en la honda del pendejo, que Bush a ti no te va a hacer nada, no te va enviar a los marines, dime, ¿qué pasó con esos tipos?
-Pregunta no atendible, información clasificada.
-Esto se jodió, ¡hasta aquí arriba le tienen miedo a Bush!
-No es miedo, es que no divulgamos informaciones confidenciales de nuestros socios.
-¡Ah!, ¡con razón son tan prepotentes!
-¿Quiénes? ¿Ellos o nosotros?
-Los dos, porque saben que con esa alianza… ¿entonces son socios?
-Sí, y hasta invertimos en la Bolsa de Valores de New York.
-Así si es bueno, ustedes que todo lo saben compran acciones de las compañías que van para arriba, las que difícilmente se vayan a pique.
-Fíjate que no, a nosotros también nos han dado nuestros tumbes.
-¿En cuáles casos?
-Con la quiebra de la Enron perdimos muchísimos millones; nos enviaban estados financieros adulterados, maquillados, y nuestro contador, que es un cagón, un morboso, que se pasa el día viendo pornografía por Internet se dejó joder como un imberbe.
-¿Y porqué no cancelan a ese contador?
-Porque está demasiado pegado con Dios, y es del primer gabinete que se formó en el cielo. Perdona la interrupción, Fulano, ahí viene la virgen María.

-Mi hijo, tengo más de diez mil millones de solicitudes de favores, hace mucho que no despachas conmigo, y estoy siendo presionada.
-Madre, el problema es que Dios está afectado por una severa artritis, y me dijo que hasta que no se le pasaran los dolores que no fuera a interceder por nadie, dame unos cuantos milenios, a ver qué pasa.
-Trata de convencerlo, que hay mucha desesperación allá abajo.
-Lo intentaré. La bendición, Madre.
-¡Que Dios te bendiga, hijo!

-¿Viste? Hay demasiados asuntos que atender.
-¿Qué le piden los humanos a la virgen María?
-De todo: curación de enfermedades incurables, riquezas materiales, un espacio en cielo, que les dé los números del loto, que les ayuden a conseguir una visa americana, que maridos, que megadivas…
-Jesucristo, a propósito de la virgen María, ¿es cierto que eres hijo de un carpintero llamado José?
-Tú eres un hombre inteligente. ¿Tú te vas a tragar ese cuento? ¿Cómo puede ser hijo de un carpinterito de Nazaret el ser que dividió la historia en antes y después de él?
-Pero la Biblia lo dice.
-La Biblia dice muchísimos disparates.
-Pero dicen que la Biblia fue escrita por gente inspirada por Dios…
-Por escritorzuelos inspirados por el vino.
-Tú lo has dicho…Ahora bien, Señor Jesucristo, allá abajo se acusa a la Biblia de ser muy machista, de que tu religión discrimina a las mujeres.
-¿De qué se quejan?
-No creen que la mujer saliera de las costillas del hombre.
-No, no salieron de sus costillas...
-¿De dónde?
-Tú muy bien sabes de dónde…
-Se les recrimina también porque acusan a Eva de haber hecho pecar a Adán.
-Eso sí es una gran falacia y una infamia, fue el salvaje Adán que un día andaba muerto de hambre, maroteando, y Eva estaba medio escondida entre unos matorrales; Adán se le acercó y le agarró una teta creyendo que era un melón, sintió un corrientazo y se le encaramichó la cosa, y fue ahí donde todo comenzó, y descubrieron las exquisiteces del sexo. En eso tienen razón las mujeres, Adán fue quien primero se puso las pilas.
-¡Anjá, Jesucristo! ¿Cómo sabes que el sexo es exquisito?
-Aquí, entre nosotros, es cierto lo de María Magdalena, le eché unos cuantos polvos, pero no andes por ahí con el chismecito.
-Te prometo que eso nadie lo sabrá. Sólo se lo contaré a mi amigo escritor, él lo pondrá en una novela pero nadie se enterará, a él sólo lo lee él. Pero de todas maneras, hay un tipo llamado José Saramago que ya ha afirmado que ustedes se entendían. En otro orden, veo que la Biblia dice muchas cosas que no son ciertas, creo que deberían corregirlas.
-Sí, le he enviado un e-mail al Papa para que convoque a un Concilio, reúna a un grupo de eruditos, dentro de los cuales podrías estar tú, para que revisen muchos puntos de Las Sagradas Escrituras.
-Me gustaría, Jesucristo, que dentro del grupo de teólogos y eruditos que vayan a revisar la Biblia fuera incluido mi amigo escritor, que es un tipo que sabe mucho; además, eso aliviaría un poco la frustración del fracaso de su carrera literaria.
-Lo recomendaré, me gusta tu forma, eres muy solidario con tus amigos; tú solo tienes un gran defecto y yo te voy a obligar a superarlo.
-¿Qué defecto? Pensé que era perfecto.
-Tú sabes muy bien cual es tu mayor vicio…
-Bueno, pero ese vicio nace como consecuencia de la conducta de ese individuo.
-No le llames individuo, ese es un término despectivo.
-De acuerdo, y retomando el tema del Concilio, el Papa, ¿está de acuerdo?
-No tiene que estar de acuerdo, tiene que cumplir nuestras órdenes. No ha convocado al Concilio porque se la pasa de viaje en viaje, porque le gusta demasiado hacer turismo. Dentro las variaciones autorizadas está la que se va a introducir a un canto litúrgico que reza: Victoria, tú reinarás, oh cruz tú nos salvarás.
-¿Cómo se cantará de ahí en adelante?
-Osama, tú atacarás, oh Bush tú nos salvarás.
-También quisiera saber, Jesucristo, por qué la religión católica no permite que los curas se casen.
-Porque sin casarse viven desacreditando a la iglesia, imagínate cuando estén metidos en líos de faldas…
-Me gustaría saber si tienes algún sueño pendiente, una ilusión, un proyecto de gran trascendencia.
-Sí, sueño con ver a todos los cristianos reunidos bajo un mismo dogma, sin contradicciones por estupideces como la virginidad de María, que la Trinidad, la homosexualidad, que los santos…
-El problema es que está fuerte eso lo de parir sin tener sexo, además que después de haber canonizado a Domingo de Guzmán, y al Papa Inocencio III, entre otros miles, mucha gente no cree en la santidad de los santos.
-Esas son peccata minuta, que no distorsionan el auténtico valor de mi doctrina.
-Tú sabes cual me gusta a mí, esa donde tú apareces caminando sobre el agua, ¡y dizque no te hundes!
-Cuando tengas la oportunidad, habla con tu amigo escritor, que él es exégeta.
-E-x-é-g-e-t-a. Esta fuerte esa.
-Pregúntale, que el te aclarará todos esos misterios.
-Hay algo que siempre me ha intrigado de los seres humano, una conducta muy contradictoria. Por ejemplo, tú sabes que los judíos han sido perseguidos y masacrados en diferentes épocas.
-¿Entonces?
-Por qué ellos cometen tantas atrocidades en contra de los palestinos, apoyados por Bush, por supuesto.
-Obviaré tu capciosa alusión a Bush, y te diré que eso no es más que una regla: las víctimas terminan convertidas en victimarios. Es un círculo. Es la condición humana.
-La Condición Humana. Hay libro que se llama así, yo he visto a mi amigo escritor leyéndolo.
-Sí, existe ese libro.
-Jesucristo, a propósito de la condición humana, Mario Vargas Llosa, que es mi amigo porque es enemigo de un enemigo mío, al que no le saca el guante de la cara, ha criticado duramente la posición de la Iglesia Católica respecto a la homosexualidad, y acusa al cardenal Ratzinger de aprovecharse del débil estado mental del Papa para que éste firme cartas intolerantes, que no ayudan en nada a la convivencia armónica entre los hombres, y alega que las preferencias, vicios, y desviaciones sexuales están en eso que tú acabas de mencionar, en la condición humana, y que no hay orden, regla, amenaza, prohibición que puedan erradicarlos.
-Mario Vargas Llosa es enemigo de la Iglesia Católica, no me preocupan sus opiniones.
-Sí, es enemigo de la Iglesia católica, pero con razón: cuando él competía en una segunda vuelta electoral por la presidencia del Perú, la Iglesia Católica, con sus obispos y cardenales a la cabeza, agarró un libro suyo titulado Elogio de la Madrastra, y leyó, en un programa de televisión de altísima audiencia, el capítulo más puerco de la obra; precisamente donde había escenas eróticas bien picantes.
-¿Qué pasó?
-Tú sabes: los católicos se fueron de culo votando en contra de él y a favor de Fujimori, y ese si de verdad que salió un auténtico Satanás.
-Bueno, nos equivocamos, le pido disculpas a Vargas Llosa e intervendré para que se le otorgue el Premio Nobel de Literatura, con el que tanto sueña.
-Jesucristo, veo que ustedes se han equivocado demasiado, y una de las mayores de todas ha sido el achicharrar a seres humanos en una hoguera; ahora bien, ¿no habrá sido una equivocación inventar o crear al mundo?
-No, porque la sonrisa de un niño compensa toda la maldad humana.
-Me gustó esa, la voy a anotar, para que no se me olvide.
-Me parece bien.
-Jesucristo, ¿quién es ese que va ahí, que lo he visto pasar varias veces con un gran balde que deja tras sí una estela apestosa?
-Ese es un tal Darwin, que se puso a decir que los hombres descienden del mono, y que no fueron creados por Dios.
-¿Qué le pasó?
-El mismo Dios lo juzgó y lo condenó a perpetuidad a recoger toda la mierda que excretan los miles de millones los muertos del cielo y el infierno.
-Darwin… si a ese lo tratan tan mal no debe ser gringo, aunque su apellido lo parezca.
-No, no es gringo…
-Me lo imaginaba…
-Si no tienes más preguntas, pasaré a examinar tu situación con nosotros.
-Quisiera saber si es cierto que aparte de ti otros también han resucitado.
-El cuento de Lázaro lo escribió un novelita de gran imaginación, al igual que el de otra muchachita que se menciona como resucitada; grábatelo bien: el único que ha resucitado soy yo, nadie más ha tenido ese privilegio.
-Tengo una última pregunta.
-Adelante.
-Se comenta que el próximo Papa va a ser de origen latinoamericano, ¿qué de cierto tiene esa aseveración?
-¡¡¡Ja ja ja ja ja!!! Está bueno el chiste ese.
-¿Cuál chiste?
-El del Papa latinoamericano: fíjate que ni siquiera ha habido un norteamericano, mucho menos uno oriundo de una zona de muertos de hambre, llena de políticos y militares asesinos y corruptos.
-Pero el actual es polaco…
-Eso tiene su lógica, desde un principio, desde antes de ser cardenal estaba luchando contra el comunismo ateo; por eso lo hicimos Papa, para que tuviera más influencia y poder. ¿No viste lo que ocurrió con la URSS y el Muro de Berlín? Ahí estuvo metido él.
-¿Y si Bush recomienda a un cardenal estadounidense?
-Tomaríamos muy en serio su solicitud, pero no lo hará, es protestante.
-Bien. Ya no tengo más preguntas. Pasemos a lo mío.
-Tu expediente es bastante voluminoso: has pecado de pensamiento, obra y omisión, cometiste suicidio, has blasfemado contra el Papa, contra el presidente Bush, tiene deudas pendientes con compañías de nosotros, hiciste el amor en un confesionario de la Catedral Primada de América, has dicho que hay que destruir a la familia…
-Veo que estoy frito.
-En aceite de cacata.
-He oído decir, Jesucristo, que la mayor demostración de amor es el perdón, por lo tanto, recurro a tu infinita bondad para que me perdones, no quiero convertirme en un chicharrón en el infierno.
-No te arrepentiste de tus pecados antes de morir, ya es tarde.
-Dicen que nunca es tarde si uno tiene buenas relaciones.
-Tus relaciones aquí no andan bien, el Papa ya había enviado un informe, quejándose por tu famosa batida de mierda y aguacate. Te pasaste, Fulano, se te fue la lengua.
-Está bien, lo admito, ahora dígame, si a mí se me trata con tanta saña por una broma que le jugué al Santo Padre, quien debería renunciar ya por su crítico estado de salud y por su vejez, ¿qué van a hacer ustedes con los curas y el obispo de Boston? Me imagino que esos irán en vuelo directo hasta el rincón más caliente del infierno, ¡porque esos sí que les han hecho mucho daño a ustedes!
-Esos no son asuntos de tu incumbencia.
-Veo, Señor Jesucristo, que tanto en el cielo como en la tierra se coge piedra para los más chiquitos.
-¡Rebélate!
-Es un buen consejo, pero no lo voy a seguir. Quiero ser perdonado.
-No podré perdonarte, puedo hacerte rebaja en tu condena.
-¿Y si yo apelo?
-Te jodes: te aplico el castigo más severo.
-¿Cuál sería?
-Convertirte en terrorista árabe y mandarte de vuelta no a Cuba sino a Estados Unidos.
-Mejor no apelo.
-Haces bien.
-¿Dices que tengo unas deudas pendientes?
-Sí, le debes a Visa y a Masterd Card.
-¿Qué tienen ustedes que ver con eso?
-Que somos los propietarios de esas empresas.
-¡Anjá! No sabía que aquí también lo más importante es el dinero.
-¿Nos estás censurando?
-Y si yo digo que sí, ¿harías lo mismo que hiciste con los mercaderes del templo en Jerusalén?
-No, pero agrego una cruz roja a tu expediente. Dime, ¿cómo mantendríamos a tantas bocas sin producir?
-Por eso todo el mundo usa Visa y Masterd Card, que aprovecho para pedirte que rebajen los intereses, que están abusando.
-Como quieres rebaja en todo, como si esto fuera una tienda de quincallas viejas, voy a empezar a tumbarte expedientes: te perdono lo del Papa y la batida de mierda y aguacate, lo de haber fornicado en una iglesia, tu intención y tu discurso pro-destrucción de la familia, tu suicidio, que a fin de cuentas cada quien hace lo que da la gana con su jodida vida; pero tienes que pagar tus deudas y pedir perdón públicamente al presidente Bush por haber estado criticándole.
-Estoy dispuesto a pagar mis deudas pero no a retractarme de mis opiniones respecto de Bush.
-Entonces te condeno a cortar caña en un batey por cinco mil millones de años.
-Me importa, pero no me voy a retractar.
-Se acabó tu entrevista.
-Está bien, está bien, a pesar de que es un prepotente, abusador y tramposo, no es tan mala persona, le pediré perdón públicamente.
-Así me gusta.
-Jesucristo, ¿por qué tanta defensa de Bush?
-Porque somos socios y estamos negociando un tratado de libre comercio.
-¿Tuvieron aquí algo que ver con el fraude de La Florida?
-¿Qué fraude? ¿Vas a seguir con tus infamias?
-No, está bien.
-Pasando a otro punto, Jesucristo, ¿no te parece grotesco, inhumano y execrable que en la Oficina Oral de la Casa Blanca brinden con champaña y el petróleo baje porque hayan asesinado a los hijos de Saddam?
-Yo no tengo que ver con eso, ellos son musulmanes, que los defienda Mahoma.
-Sí, Jesucristo, pero tu doctrina predica que hay que amar al prójimo como a ti mismo, y que hay que amarse los unos a los otros, ¿por qué no emite una nota diplomática de protesta censurando a Bush?
-Veo que sigues en son de joda, que quieres enemistarme con el presidente Bush, pero no lo vas a conseguir, se te peló el Billete. Yo lamento esas muertes, pero nada puedo hacer. Y te quería aclarar que en donde hicieron el brindis no fue en la Oficina Oral, que así se llamaba en tiempos de Bill Clinton, esa oficina ha recobrado su auténtico nombre, Oficina Oval. Ahora ahí manda Bush, ahora se respeta la solemnidad de tan augusto recinto.
-Ya veo, no hay forma.
-Por esos rumbos no hay flancos vulnerables.
-Jesucristo, quiero proponerte un trato.
-A ver.
-Bush está ofreciendo una recompensa de veinticinco millones de dólares a quien revele el lugar en donde está escondido Saddam Hussein.
-¿Entonces?
-Tú me dices dónde está él, yo le informo a Bush, cobro la recompensa y nos la dividimos.
-¿Qué crees, que soy un politiquito latinoamericano cualquiera, que se deja sobornar con cualquier chilata?
-Doce millones y medio de dólares no son una bagatela; pero, además, Jesucristo, no quiero que me malinterpretes, el dinero de la recompensa sería el 50 % para mí y el 50 % para la iglesia, para que construya asilos y colegios católicos, a los que les sacan muchísima plata, y para que cubran parte de las indemnizaciones por las demandas que les han hecho a los curas y obispos de Boston.
-Tú estás de suerte y yo de buen humor, de lo contrario, hace rato que estarías ardiendo ahí bajo.
-Por favor, Jesucristo, dime dónde está Saddam, necesito ese dinero.
-¿Para qué?
-Primero, quiero comprar un premio literario para mi amigo escritor, para que se le termine su frustración y su sed de fama; y segundo para dedicarme a joder con las jineteras, que son mujeres buenísimas y hasta educadas, porque eso sí hay que reconocerle a Fidel: ha enseñado a leer a todo el mundo para que entiendan mejor su propaganda.
-Ninguna de tus razones son valederas; además, si le fuera a revelar a alguien el paradero de Saddam no sería a ti, que eres enemigo de Bush, que eres un demócrata enfermo.
-Ahí hay una confusión, no soy demócrata, lo que pasa es que yo era jefe de campaña del senador John Mckain y pienso que no ganó la nominación presidencial porque el clan Bush le hizo trampas.
-Fulano, eres un necio, y no vengas con el cuento de que eres republicano, estás inscrito en el partido demócrata.
-Está bien, lo admito, pero eso tiene su explicación: tú sabes la represión que mantiene Fidel en Cuba, de donde soy oriundo, sabes además lo lengua suelta que soy, y me tenían alzado de un lado, a cada rato deteniéndome, acusándome de contrarrevolucionario; así que un día secuestré una lancha y llegué a La Florida, y Bill Clinton, de manera personal, ordenó que me dieran asilo político.
-Pero tú no vives en los Estados Unidos.
-No, después del 11 de Septiembre hay demasiados problemas, desempleo y demasiada intolerancia, por ello me fui a vivir a otra isla del Caribe, llena de políticos sinvergüenza, pero al menos te dejan expresar más o menos con libertad.
-Te he dedicado demasiado tiempo, tienes que retirarte.
-Lo sé, pero tengo un par de asuntos que todavía me inquietan.
-Adelante.
-Desde que llegué aquí y antes de llegar he estado tirando mierda encima de la figura de Fidel Castro y tú no has protestado.
-Simple: el enemigo de mi amigo es mi enemigo.
-Bien. Jesucristo, si Bush ofrece una recompensa por la captura de Saddam y no ofrece nada por la de Osama significa que éste último está muerto.
-¿Y?
-Que Bush priva en más sabio de la cuenta: aunque sabe que Osama está muerto no lo dice porque cada vez que quiere amedrentar a los estadounidenses, y cuando ve que su popularidad va en declive recurre al expediente del terrorismo y a la amenaza de Al Qaeda.
-Pues fíjate que no; Bush no necesita recurrir a ese tipo de estrategia: su pueblo lo ama, admira y respeta, por ello estoy de tan buen humor y alegre, porque va a lograr su reelección.
-Pero los sondeos dicen que va en picada, por todas habladurías, embustes, y patrañas que se inventaron para acabar con el hijo de puta de Saddam.
-¡Por fin dijiste algo agradable!
-¿Qué?
-La mala palabra esa; pero lo de que va en picada es pura propaganda de los enemigos; aquí sabemos con exactitud lo que está aconteciendo y qué pasará finalmente.
-¿Harán fraude de nuevo?
-Fulano, en verdad te digo que eres un fresco.
-Perdón, prometo no volver a hablar mal del presidente Bush: sólo quería agregar que si le dieran cuatro años más, ¡Pobre del mundo!
-Pobre del mundo si se le entregara el control de La Gran Casa Blanca a un demócrata blandengue en circunstancias como las actuales; recuerda lo que le hicieron en Teherán al bobalicón de Jimmy Carter.
-Veo que contigo tampoco hay forma. Ahora bien, esta es la última última: como eres omnisciente sabías de antemano lo que ocurriría el 11 de Septiembre; pregunta un loco, ¿por qué no le avisaste a Bush para que evitara esos actos tan asquerosos?
-Si Osama no ataca a las torres, ¿con cuáles excusas le entra Bush a los Talibanes, a Saddam, y a otros a los que les va a marchar?
-Ahora se me va aclarando un poco este trastornado juicio. ¿Hacia adónde ahora?
-Regresa a la tierra, te voy a resucitar para que pagues tus deudas y escribas una disculpa pública al presidente Bush.
-De acuerdo; pero quisiera pedirte un favor.
-¿Cuál?
-Que me cures de la impotencia.
-Estás bien así: si te curo, cometerías más pecados y tu situación empeoraría.
-No importa, si yo logro cogerme a una mujer como Cindy Crawford, no me importaría pasar la eternidad en el infierno.
-Complacido.
-¡Wao! ¡Por fin resucitó esta basura!
-Vuelve en paz.
-No tengo para el boleto de regreso.
-Te mandaré con un ángel.
-Que no sea uno de esos frescos, por favor. Y antes de regresar, tengo la ultimita, ultimita gran interrogante.
-Si es tan importante, responderé …
-Jesucristo, dicen los que saben, que no digo yo, porque no sé, que tú fuiste víctima de un imperio, que tu muerte fue producto de la intolerancia de muchos, principalmente de los representantes del imperio y de los socios que gobernaban los territorios ocupados, entonces si fuiste víctima de un imperio, es una contradicción que hoy estés del lado del imperio.
-Eso tiene su explicación y quiero que me interpretes correctamente: dicen que sólo los ciegos y los estúpidos tropiezan dos veces con la misma piedra.
-Te entiendo, te comprendo, es mejor evitar, porque esa gente, tanto la de ayer como la de hoy, no respeta nada ni a nadie; por eso me satisfació en gran manera la opinión que emitió el Almirante Colón cuando se le pidió su parecer acerca del hombre del pasado y del presente. Me voy satisfecho contigo. El miedo es libre, un brazo.
-Me parece que no se dice satisfació sino satisfizo.
-Satisfizo es una palabra que no suena bien en la boca de un loco, mejor se oye satisfació, además, esas son vainas de los lingüistas, cuyo oficio es complicarles la vida a los hablantes.
-Fulano, ahora que regresas, quiero explicarte lo siguiente: Bush no es Bush, Bush es un eslabón de una cadena infinita, que no sabemos cuando se romperá. ¡Glad to met you!
-¡Me too!




-¡Escritor, escritor, mira, estoy de vuelta, resucité! ¡Tengo el privilegio de ser el segundo resucitado!
-Ya no te extrañaba para nada.
-Sé que bromeas, que me amas.
-Te amaba, ya estoy cansado de ti.
-Mira, vámonos de putas, que mi pene ya se para, Nuestro Señor Jesucristo me lo compuso. Vamos a celebrar mi resurrección y la suya.
-Entonces, ¿tu pene es el tercer resucitado?
-Así es.
-Me impresiona tu imaginación. ¿Y cómo es Jesucristo? ¿Se parece a las imágenes que conocemos?
-Para nada, aquí se le vende como un tipo con perfil de árabe, pero Jesucristo es una mezcla, es como un híbrido entre Tom Cruise y Brad Pitt, es un hombre bastante apuesto, si baja para acá se cogería las mejores hembras.
-Bueno…
-Escritor, te veo extraño. ¿No crees nada de mi suicidio, de mi entrevista con san Pedro y Jesucristo?
-Por supuesto que no.
-Vamos a enviarle un e-mail a Nuestro Señor Jesucristo, de seguro que responderá, discutimos muchísimos, vine a pagar unas deudas que tengo y luego me voy a matar de nuevo. Y te tengo una buena noticia: te recomendé para que seas incluido en el grupo de eruditos que va a corregir muchísimos errores que tiene la Biblia.
-¿Con quién me recomendaste?
-Con Jesucristo, le va a enviar una orden al Papa.
-Te agradezco que me tengas presente; ahora bien, ¿dónde están las huellas de los balazos que te pegaste?
-Jesucristo me las borró con tan solo pasarme las manos. Me habían quedado dos agujeros en las sienes, dos en los oídos, dos en el corazón, dos en los pulmones y dos en el pene, que tú sabes que era una mierda.
-Y en la lengua, ¿cuántos te pegaste?
-Ahí se me olvidó pegarme, recuerda que la promesa era darme diez.
-Bien, Fulano de Tal, para creerte esta historia vamos a enviarle un e-mail a Jesucristo, a ver si devuelve.
-Adelante. La dirección es nuestroseñorjesucristo@cie.com






……….
Microsoft Internet Explorer
Mensaje no entregado, dirección desconocida o inexistente.

-Viste, Fulano, esa dirección no existe, eres un gran mentiroso.
-Es posible que le hayan cortado el Internet, recuerda que allá están en un plan de ajustes, y no es sólo aquí abajo que la cosa está mala, allá también.
-Bien. Visto tu caso y comprobado el hecho, me voy a deshacer de ti, ya no encuentro qué hacer contigo, te voy a eliminar, ya se agotó tu tiempo.
-Dame unas cuantas andanzas más, quiero probar mi pene, quiero reconciliarme con Bush…
-Lo siento.
-¿Serías capaz de cometer filicidio?
-Sí.
-Es un gran crimen. ¿Y si tomo la pistola y cometo parricidio?
-No podrías, sólo existes en un lugar, el que controlo. ¡Adiós, Fulano de Tal!
Delete.
Microsoft Word ¿Está usted seguro de que quiere borrar el archivo El Segundo Resucitado?
-Sí.

1 comentario:

Unknown dijo...

Ola sr.santos mi amigo y yo tenemos su libro lo leimos y nos gusto esperamos que siga escribiendo.